jueves, noviembre 01, 2018

De mi infamia heteropatriarcal a formar comuna y panda



Cuando abandonamos- seguíamos en Washington- la heteropatriacalidad vesánica y testoseronasíaca, como se referirían a ella las serenas y sabias feministas del populismo, el izquierdismo, el progreso y  la psique en búsqueda del "sí misma fuerte y poderdante" y el "sé tú misma bastante más de lo que ya crees que eres, si es que eres",
nos pasamos a la COMUNA
Aquí un núcleo parental de cariz matrimonial en principio tolerado, mientras no haya denuncia por medio, de ella a él ¡cómo si no!,  en el que el patriarcado patricio y matriarcado y sus dominios domésticos y educacionales fuertemente antropológicos,  quedan  solo aparentemente abrazados en términos de ¡ojo! micromachismos  subsistentes y acechantes como el pecado y la psicosis, en cada momento de estas imágenes washingtonianas o cualesquiera otras. Vigilancia extrema y denuncia inmediata.
Otro momento extraño, queda suspendida la familia heteropatriarcal tribal y paleolítica pero también la comuna  y el falso y alienado paréntesis  matrimonial  formado por la falsa ecuación varón vulgar/mujer idiosincrática,  para transformamos en PANDA
El cromatismo  creativo, gozoso, apenas la noche se cierne en el Wharf washingtoniano

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