viernes, septiembre 21, 2018

La intersección entre barrio y globalización

ANUNCIO DESDE AHORA LA CUENTA ATRÁS
El otro día me aprovisioné de acontecimientos  del mundo de la vida, porque me los trasladan o transmiten por teléfono intercontinental, y que  es lo que he escuchado de algún interés en días pasados. Los Reunidos, los  lunes da mucho juego casi siempre, el pasado estuvo muy concurrido y divertido. Ocurre que como los martes cuelgo mi columna,  luego me queda muy atrás, pasado, lo acontecido los lunes. Unido a que no estoy muy escritural en la blogosfera.
 Arriba Edward Hopper, encima Ed Ruscha   
Uno no sabe todo lo que aguanta de conversaciones aburridas y contactos estúpidos hasta que se libra de ellos. No  echo en falta no hablar, mucho menos tener que escuchar. Actualmente soy muy poco de “estar  en el mundo” que decía Heidegger, que no lo decía  exactamente con el sentido que le estoy dando, tan prosaico, pero que viene muy bien como sintagma ajeno al concepto filosófico.  Enredándome con las palabras y expresiones, en realidad ocurre que estoy mucho más que antes no en el mundo, sino en mi mundo, el de mi interés y propensiones. Si bien  apenas tengo oportunidad de hablar en persona, se habla por teléfono, correos, guasap… Y… con los que quieres, ni uno solo no elegido. Una de la gasolinera (son dependientas)  ya me ha dicho que quiere leer mis columnas de prensa
-No te va a gustar
-¿Por qué, si es tuyo?
-Porque es antifeminista, soy combatiente contra esa invasión totalitaria y puritana: Se han juntado el hambre con las ganas de comer
-Yo también estoy harta
 En los páramos y secarrales donde tenía establecido algunos campamentos de refugio, lo normal era la unidimensionalidad absoluta del hombre que no va dotado de mucho cultura, ni excitado por la diversión, ni ansioso de libertad, y lo que es fundamental, tampoco de vida, erlebnis.
Mi hijo marcha  una semana a Mongolia, a Ulan Bator, mi amiga "Gadi-Tania" también conoce esa capital. Se las conoce todas.

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