Ayer Roxie le dio a leer a mi hermano los wikileaks semblanzas que yo escribí sobre él para la cadena (cadenita de 6 ó 7 eslabones) de guasap que tienen para sí, y que ha hecho la vida de todos ellos directamente epicúrea. Mi hermano todo lo referido a él lo idolatra. Tiene su propio becerro de oro: el mismo. Todos los días se saca fotos con la Tablet, pero si le sacan a él siempre pide su instantánea remisión. Lo más sensato suele ser evitar verte, o supervisarte al menos, pero él no. Su aceptación es incondicional:la madre interiorizada habitando para siempre en su interior. Cuando bajábamos a por el coche no hacía sino ponderar mis cuadros. Eres capaz de intuir (yo) muchas cosas: el 90% es pura verdad y el 10% puede que también lo sea, me dice.
Mi hermano lleva la Tablet como los espías, no hay escena que en principio pueda resultar ociosa e irrelevante, y mucha jovencita fotografiada. El se acalora si le dices que no le gustan las jóvenes modelos locales (vimos prepararse para un desfile), las más buenas, porque eso nos pasó. Pero no porque pueda ser tomado por repulsa a las mujeres más pletóricas y arrasadoras como sería lógico pensar. No, no va por ahí. Las detesta hasta la irascibilidad más agreste e incendiada, por la disyunción de planos, la asimetría total, ninguna repara en él, a ninguna le interesa lo más mínimo. Lo que le hace enloquecer. la culpa la madre con el tú eres mi tesoro, el más guapo, nadie como tú (y yo). Por eso suelen ser esas jóvenes las más altas cimas, que pueden verse y desear en la vida
No perdona la total asimetría, entre mujerazas que subidas en el ara del deseo dominan a sus esclavos, y el esclavo, de la teoría del amo y el esclavo de Hegel. Para Hegel el amo no reconoce al esclavo, pero el que le puede y debe reconocer como amo es alguien al que no reconoce. A partir de eso, se sirvió Lacan para describir el juego de espejos que constituye el deseo, y sus paradojas.
Mi hermano que no ha leído a Hegel, se coloca en un peldaño anterior y rompe de raíz con el amo y el esclavo, a costa de inmolar el deseo. Tenemos el segmento más luminoso, icónico de la mujer vivamente rechazado, con todo su arsenal de visceralidad, pasión, irascibilidad, ímpetu. Cualquier arqueología de la sexualidad, estilo Foucault, de mi hermano debería detenerse ante este hecho y desde el plantearse, que caminos y trochas, caben recorrer, de cuanto recorrido tras esa amputación inicial. O es auto-castración,
Mi hermano que ayer olvidó su cuchillo sierra y caminaba por las cumbres sin necesidad de descender al valle donde ensimismarse viendo las estrellas y el musgo de los árboles. Estaba enseñándole a Rexie su colección.
Nal que llevaba el anfitrionazgo reclamó el papel de amo, entre otros amos, y delimitó ese filón de entusiasmo que tanta envidia produce. Ayer demostró que su entusiasmo procede de una demanda interior poderosísima (quedará algo en el ser humano tras el afán de reconocimiento). Yo que lo tenía al lado y por cómo se levantó busqué con la vista el trampolín de 10 metros en la piscina, pensando en un gran salto. Nos advirtió de la donación inmediata que iba a realizar: unos versículos satánicos sobre BRO. Como siempre se alborozó, se rió, autoestimuló, carcajeó, acentúo el lirismo, mimó las cadencias, el sonido, los momentos de mayor lustre y potencialidad los enfatizaba, miraba a todo el arco del público, observando que ni Bro ni Rexie le prestaban el más mínimo interés, sumergidos en la tablet. Lo que le descorazonó bastante, como reconoció.
Cuando íbamos mi hermano y yo, le comento: hoy te los has pasado realmente bien, has sido el gran animador.
Si es la vez que mejor lo he pasado.
Como que estaba Cristina, sin que necesitases saber si ha preguntado por tí, porque te tenía delante. Supongo que se habrá fijado que estabas o quizá alguien se lo ha contado. No me ha preguntado por tí y sí por el loro (el de verdad, creo que se refería a él), o sea que seguro te ha visto.
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