jueves, octubre 08, 2015

Bertín, Carmen y el sentido de lo trágico



Ayer miércoles cupo la suerte de poder ver en televisión algo novedoso, como es el programa de Bertín Osborne "En tu casa o en la mía". Me hice también de Bertín como antes me había hecho de Lola Flores, la Duquesa de Alba y muchos más, por una influencia de proximidad, cuando dejé de ser un joven sectario, dogmático, lleno de prejuicios y anti liberal. Me tuvieron que señalar sus méritos para que me diera cuenta y me abriera a otros horizontes de vida  mucho más amplios. No es fácil despojarse de prejuicios y cuando uno lo logra se convierte de verdad en liberal.

Bertín para mi era un señorito jerezano franquista que cantaba cursi, pijo etc, la letanía de descalificaciones de gente como yo de entonces. Le vi con la venezolana Ivonne Reyes, de mucho sex appeal,  en un programa muy erótico. Más tarde descubrí que Bertín era un tipo muy simpático, divertido, cachondo, educado, pero además que no era correcto, ni era nada fácil al plegamiento, sino que plantaba cara a la caspa autentica (la izquierdista); que había visto fracasar su carrera de cantante aunque siempre la ha reivindicado, pero se había adaptado a ser presentador, a hacer teatro e incluso empresario. Un tipo muy natural, que inspira confianza. Luego tuvo la desgracia de tener un hijo con una enorme minusvalía y ha sabido estar como nadie (él y su mujer), ya ejemplarmente, a la altura de la vida cuando llega muy cruzada.
Carmen Martínez Bordiú  me gustaba mucho cuando era jovencita y estaba con el viejo maestro verde, se supone que  Rossi, que resultaba bastante perturbador. Luego vi a él declinar y arrugarse y a ella emprender nuevos vuelos, con muchas acrobacias poniendo al mundo por montera. Dado el aburrimiento escalofriante del personal, que salga alguien así es refrescante cuando menos.
Ayer, en la tele y en una casa magnífica (en la de ella), ¡menudos muebles! Carmen estuvo tan natural como es, practicante del vitalismo existencial. Solo busca el hedonismo que para ella es vivir, vivir como vive de bien, claro. Una filosofía mejor igual que otras, pero fácil. Por eso, como la duquesa de Alba, la llevan quienes pueden. Las grandes tragedias que ha tenido la desgracia de sufrir, las toreaba con una filosofía del mundo un tanto campestre y natural (campo de metáforas: todas  de la naturaleza), parecía sobrevolar por la vida aferrándose  solo a lo placentero. XY lo resumió: carece de todo sentido trágico de la vida.




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