esto ya es después. Era una comida de miembros de la tertulia macaronésica, que desde hace años celebramos en el Club Oliver. Lo organizó el vasco disapórico I,, nacido en Tenerife de familia nacionalista vasca, pasado por la Comercial de Deusto (el Harvard Vasco) más Derecho en la UNED. Un empresario de éxito y un notable humanista, de inabarcable cultura Los otros tres invitados en lo que él llama el txoko, la parte de abajo de su empresa, una casa muy antigua en el pequeño casco viejo que queda en Santa Cruz de Tenerife, que mantien la aldaba y no tiene timbre.
La comida de este vascocanario, que vivió la llama de la etnicidad vasca con más fuerza siempre en la diáspora, fue muy suculenta, todo al detalle. Quesos vascos, guipuzcoanos y de la baja Navarra (pais vasco francés), la mejor purrosalda que he comido nunca, Fua (foie) con base de jamón óptimo, y luego un cordero como tampoco habia comido, sobre la excelencia, todo ello regado de txakoli, tinto de la rioja alavesa, un malvasía para el fua
Los cuatros son intelectuales de peso y muy liberales, yo me limito a definrime como tal. Las conversaciones se cruzaban bajo el formato mayoritario de filosofemas. Nuestra tertulia está enfocada al pensamiento. Dos de los del txoko vasco (solo ocasional) son miembros relevantes de la Academia Canaria de Gastronomía.El formato de nuestra reunión no renunciaba a la aspereza teórica y nos conjuramos para hablar de nacionalismo versus patriotismo.
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