Largo Caballero, un killer de la República, de los jefes
Anteayer encontramos a un progre y nos refirió que casualmente estaba desayunando en un bar cuando le cayó slowly, como una volandera u octavilla, el periódico justo abierto por mi columna. Exactamente esto le pasó hace más de un mes a otro señor advocat. Intentan no leerme hasta que se les cruza el destino y se acabó el buen propósito. Expresó con la adecuada gestualidad que corresponde a ese trance (agarrarse el estómago, inclinarse para adelante y simular nauseas y arcadas), el duro momento. Así de mal le sentó mi columna. No era para menos, no me gusta ser piadoso con los progres, por muy privados que estén de argumentos y evolución o por eso mismo. No han evolucionado nada, por lo que siempre lo he pensado, les sobrará mucha vida. No creo que ni piensen en ello, no es lo suyo.En mi artículo venía a apuntar las responsabilidad del PSOE en la Guerra civil. Lo imponente es que lo puedes leer incluso escuchar las amenazas, el desprecio por la democracia el ansia de revolución, la revolución de Asturias de 1934. No hay excusas, eso si que es negacionismo: No hay libro de los miles que se han escrito que no contengan esas realidades, no quieren saber, y se indignan,
Ayer sábado quedé con con mi hermano llegado de Fuerteventura y me ofreció datos históricos de la implicación directa del PSOE en la revolución de Asturias y otros tejemanejes subversivos. El más golpista Largo Caballero, que vi el año pasado, no sin mucho asco, en los Nuevos Ministerios de Madrid en estatua brutal como lo fue él.
El progre es un monaguillo imbuido de sacristía, que observa el mundo en su división cosmogónica con la clarividencia de hormigón que brindan las certezas morales y su asiento en ellas. Por eso propenden a juntarse entre iguales y de confianza, no obstante les amo. Dan mucho optimismo a la vida.
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