Da mucha satisfacción encontrarte de nuevo en otro libro. El de arriba. Vuelve ser de otra autoridad en el Magreb del que viene mi cita. De mí dice "bilbaíno y residente en Santa Cruz de Tenerife", y cita a la editorial, por algo que pone sobre el contenido del libro, y más a mi prologuista: mi amigo Manolo. En el mundo académico lo que cuenta es que seas citado, esa es la medida. Dado que también me cita Jamal Mechbal, en el libro que he publicado y ya está en la calle, el total de libros que me referencian, es de 6 (he incluido la gran editorial de Derecho Wolters -Kluver, ¡que manda narices! y, claro, siempre olvido).
A lo que hay que unir una revista especializada de sociolíngüística en vascuence, una tesis doctoral de un arquitecto publicado en digital y alguna cosa más.
Que hubiera tenido una dedicación profesional hasta hace pocos años se derrumba en mi memoria de manera muy real y acelerada. Es prodigioso.
Los libros, en mi caso, siempre encierran alegrías a medio y largo plazo, inesperadas, como doy cuenta en las últimas entradas.
El lunes me compré estos dos libros, el de arriba y el de abajo. fui con ellos a Los Reunidos. vino A. C. y hablamos de Mákaros y makarios.
Explicamos al Señor advocat que hemos admitido en nuestras filas, la personalidad de los asistentes, básicamente estudiantil y discipular.
En la compra de estos dos libros hay congruencia, una esfera de intereses o inquietudes. Cuando se leen autores de los que supimos en el bachillerato por su importancia entonces, simplemente por su nombre y teoría, generalmente clásicos ya finiquitados (Bergson, Splengler y gente así), en realidad lo que quieres es una cultura general más elevada y ambiciosa.
Con el peor de todos los riesgos: cuando te gusta todo, en realidad no te gusta nada.
El libro de Fukuyama es genial: como siempre ha sistematizado como cuerpo conceptual y epistémico lo que para mí eran intuiciones, prenociones, presentimientos. De este colega de mi hijo de un grupo de Londres
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