Esta mi actual piscina. Retomo mi actividad natatoria tras más de 8 años de paréntesis. Mi piscina está cubierta y cerca de casa. Con panadería próxima y bajando para casa puedo parar en el Spar, donde compró vino australiano buenísimo y cervezas de trigo por puro esnobismo. Me he dado cuenta de que no sé si me gustan. Lo que quiere decir que mucho no.
Me acabo de acordar de mi libro Línea líquida donde relataba mis peripecias en la anterior piscina en la que en realidad no pasaba nada, nadie que viniera conmigo hubiera apreciado ninguna o no las hubiera dado importancia.
Leí hace años una glosa sobre un libro en que se calificaba de humor que alguien se resbalara con la cáscara de un plátano o fuese tan tranquilo y un loro volara hacía él y le birlara el puro que estaba fumando para ponerse a fumar el alado. Alado como Hermes. Nadie se ríe de eso, por lo menos si lo lee escrito.
Mi libro Línea Líquida en cuya portada sale una piscina y sale mucho, lo volví a hojear hace unos años, con pánico como ocurre siempre. Y como siempre el desafío fue mejor de lo esperado. Vi unos fallos de gilipollas, de hacer concesiones inmediatas, que muy bien me las podría haber ahorrado.
De este libro me han dicho dos personas -con mucho sentido del humor- que se partieron de risa, ataques de risa. Ese si es un libro de humor
Karl Kraus: "Sobre Hitler no se me ocurre nada"
Heidegger a Jaspers: "Hitler no tendrá cultura, pero te has fijado en sus manos."
Como los medios hispanos con Abascal
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