sábado, diciembre 22, 2018

Balance del año y descriptivas perspectivas prescriptivas

Antes de hacer las maletas hay cosas que acometer. Una, recoger mi ordenador pequeño que se estropeó antes de ir a EE.UU. a primeros de octubre. Como no daba tiempo,  hube de comprar otro, de forma que ahora tengo dos ordenadores pequeños y casi gemelos, el que recogeré hoy puede convertirse en tablet, pero yo no necesito para nada una tablet.
Finalizando el año  puedo confirmar realizados los  propósitos y expectativas  que albergué a su comienzo. Ha sido un año fabuloso, de los mejores de mi vida. Que tampoco terminará mal ya que se cambiará de año en Oporto. Llevábamos muchísimos años en que nuestras Nocheviejas seguían marcando topes culinarios, rebosantes de amigos, amén de cosmopolitas literales. Este año Oporto
Recuento del año, que casi se inició en Londres.  Me invitaron a un coloquio internacional en El Aaiún y me pasé casi tres semanas por Marruecos presentado mi entonces último libro por los  departamentos de español de las universidades de Rabat y Casablanca. Conocí gente e hice amigos y en ello sigo y con más perspectivas. Me aparté del segundo coloquio, era en el desierto hace una semana, donde no había visto yo mucho ambiente cuando estuve, y era otra eclosión de la cultura del té. Que es lo que toma la Reina de Inglaterra todas las tardes  en Buckingham Palace, y que implica valores ortopédicos, monótonos, sosos, aburridos, de desdén a la  vida y el cuerpo,  también a la psicología humana que la amortaja, y que yo  ante tamaño ofrecimiento de insuficiencia de elan vital  bergsoniano como  de espíritu, sin leucocitos,  no pienso cambiar. Además, los coloquios como casi todo lo reglado y formal me aburren. Prefiero hacer  un buen artículo para la revista sahariana en la que colaboro, que ponerme hacer una ponencia, que ni sé ni mi interesan esos modelos de investigación de universidad, tan papagayos.
También ya en el orden de agravios, anotar  tres clamorosos y dos en grado de tentativa. Tres veces he sido buscado y contactado para traducir mis  libros al francés y árabe. El primero se vino a las Palmas, cuando hace dos años presentaba un libro, era un señor de Rabat de un ministerio, incluso firmamos un acuerdo de cesión de derechos de edición al francés y árabe. Nada. En la fiesta del final del coloquio internacional de abril pasado  se dirigió a  mí el Decano de la Facultad de letras de la Universidad de Rabat para traducirme. Nada.  También en Rabat  lo hizo el jefe del departamento de español de esa Facultad que  me llegó a pedir las maquetas para más rapidez traductora, las pedí a la editorial, me las dieron y se las mandé: nada.  Lo curioso que siempre vinieron a mí y nunca yo a ellos. Por eso resulta más inexplicable. Ya sé de lo que/quienes no hay que fiarse en absoluto.
Escribí un libro de viajes que contiene reflexiones ensayísticas y fotos, por el Sáhara y Marruecos. Es mi último libro. Igual pronto aparezco en el mundo editorial como editor, me atrae mucho. Está bastante definido el proyecto.  
También entré en el Instituto de Estudios Canarias. Sé de qué va a ser mi lectura de ingreso, es sobre un intelectual canario del que he escrito un libro, uno de los fundadores de esa Institución, que pretendo contextualizar tanto en su momento como con relación las antologías de los años 80 (tan antifranquistas póstumos) que le dejaron fuera.  En esto de dan grandes paradojas.
He escrito artículos para digitales extranjeros, también he escrito  el epílogo del libro de un poeta saharaui, ya publicado. Este año me he incorporado  a la Enciclopedia de la Sociedad de   Estudios Vascos. Viajamos a la inauguración de la casa de mi hijo en Washington a donde llevamos  4 amigos, al  final, más reincorporaciones, salíamos a 10 humanoides


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