viernes, diciembre 14, 2018

Apostilla de mi hijo desde Gambia al post de abajo

A propósito de tu filípica sobre el té 
Ayer me invitó a cenar nuestra directora aquí, que es de Uganda, con un grupo de africanos con trayectorias profesionales notables y de edad provecta provenientes de diversas partes del continente, incluidos algunos locales, y como los anfitriones eran Muslim, ni gota de alcohol y té de postre.
Fue una velada tremendamente aburrida y yo siendo el único joven, blanco y foráneo no mostraron el más mínimo interés en mí. Y todo el rato hablando de África, una suerte de eurocentrismo inverso (o quizá es que los africanos pueden ser tan cortos de miras como los europeos). Lo único relevante es que uno de ellos, gambiano además, y que es nuestro consultor, estudió en la Complu y habla perfecto español. De hecho tiene varios socios chichas que están invirtiendo aquí (aunque esto me lo contó por la mañana dado que me invisibilidad vespertina fue total). No sé muy bien cómo esperan hacer dinero porque es un país en el que viven cuatro gatos y no hay petróleo, pero como siempre es una bocanada de aire fresco saber de canarios emprendedores y aventureros. 

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