Sería un falso modesto y un idiota, si no hubiera albergado
algunas fantasías o deseos como autor. Todos tenemos –quizá lo más plácidos e
intrauterinos, no- deseos de reconocimiento, que no son en todos los mismos,
siempre partiendo de que la vulgaridad y
las apetencias más prosaicas y comunes son bienes perfectamente repartidos. Mi
deseo o fantasía era que alguien joven y estudioso se interesara por algo de mi
obra. O alguna autoridad como lo puede ser un catedrático (no es el primero). Ambas han ocurrido. No me
gustan todos los reconocimientos, así detesto masas y gran público de una
manera casi física.
XY anda por la capital de reino, habíamos hablado de que
debíamos visitar la próxima vez, hace unas semanas estuvimos allí, el Palacio
Real. Estuvo ayer y que es impactante me
ha dicho, al punto que me ha comprado un libro. ¡Cuánto me gustan los libros de arte
y los de viaje! El Palacio Real es mucho mejor que el Palacio de Buckingham,
entre otras cosas por los pintores de la Corte, que fueron los grandes
maestros.
Me he quedado solo y ya no es que salga solo a por el periódico y al Spar, sino que no salga nada. Vigilo las provisiones, ¿necesito algo? No,
pues ni a por el periódico que luego ni
leo. Como agosto no ofrece propuestas y las que hay están stand by,
he decidido terminar mi libro del viaje por el desierto y lo he hecho, ya lo
tengo en papel. Miles de faltas y decenas de anacolutos.
El próximo lunes he quedado con el catedrático de literatura
que ponderó mi libro de Aguilar y Paz. Fue una grata sorpresa recibir su llamada
hace unas semanas y referirse a mi última columna. Me leen y hasta en el periódico me siguen. Con el catedrático y
escrito he quedado el lunes cerca de casa. Será muy interesante proseguir la
larga conversación telefónica.
Todo el mismo día. Recibo una llamada desde el extranjero,
me llama una persona marroquí que está haciendo el doctorado en una universidad
española. Que quiere que vea su trabajo o lo que va a trabajar.
Se ha leído todos mis libros sobre el Sáhara, los cuatro.
Que me recomendó un profesor ¡español! de la Universidad. Que soy el único
autor español que no sigue esa visión analfabeta del Sáhara de Bardem, Izquierda
Unida, separatistas y morralla en
general, esto ya lo aporto yo.
Al poco me manda un correo
con esta simpática foto de prueba que tiene mis cuatro libros y que en
otro me mandará lo de su trabajo.
Ahora que me doy cuenta resulta que he terminado casi en la
universidad, qué caprichosa es la vida… con los que tratamos de que lo sea.
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