domingo, junio 17, 2018

Por la cota de los 600 metros

No conocía a este historiador del círculo marxista británico de Eric Hobsbawm. Evidentemente se trata de un materialista... moderado
Este filólogo Daniel Gascón es el director de Letras Libres de España. Leí hace poco una entrevista.  Una grata sorpresa,  conoce bien  a Cristopher Hitchens (le gusta)  y recuerda mucho a Enrique Krauze, parece también familiarizado con la politóloga Nacarino, a la que sigo.  
Kraus se me resiste pero yo imperturbable  le leo o más bien  compro. Entiendo que debe haber un malentendido y sigo con él. En algún momento tendré que decir que no fue para tanto y me defraudó. Dilato el resultado, ya llevo unos cuantos años en la decepción.
Otro marroquí más en mi nómina de escritores marroquíes. No lo conocía pero como es marroquí lo compré. Desde Chukri todos los escritores de ese país militan en la crudeza. Es un intruso en la literatura (ostenta por tanto el máximo aval) ya que proviene de la plástica, un gran pintor con obras en el Guggenhein de NYC, muy bueno lo visto en google
Ayer rompí mi costumbrismo de no salir, salvo los lunes o por el barrio, y fuimos  XY y su seguro servidor a la cota de 600 metros, de librería y a comer. Visitamos la gran librería, confraternicé (lo que me es dado acostumbrar) y adquirimos algunas unidades; somos ilustrados, con lecturas y de sagaz y quirúrgico conocimiento humano, amén de poseer un lecho de psicoanálisis que ayuda a focalizar las impresiones e intuiciones, además de fijar las correctas interpretaciones. Difícilmente se nos escapan atinados diagnósticos de las conductas humanas. Es un arte muy placentero el del análisis: no hay que leer solo el texto sino conocer el contexto de significación, tampoco lo denotado sino lo connotado, lo que realmente quiere decir y piensa y no como se engaña y tratar de engañarnos, por supuesto absolutamente ajenos a moralismos y prejuicios, que los revientan.
Ha aumentado la calidad de la oferta gastrosófica una barbaridad. Hace décadas decía sobre el mismo lugar: no saben freír un huevo frito y cogen la primera receta de Paul Bocusse  e intentan remedarla con congelados que hieden a amoníaco, ¡qué ultraje y delito! Ahora no es así. Como a mí la única gente que me cae bien a priori y con los únicos con los que me apetece hablar son los camareros, en la calle san Agustín (evoqué nostálgico a mi admirado y queridísimo amigo Agustín Enrique, deseando tropezarnos) en un bar en que succioné dos magníficas cañas tostadas,  placticamos con el joven dueño y acompañantes de detrás de la barra.
Relato a XY los viajes que podría tener si hay una confabulación favorable de los planetas, y queda asombrada.
-         - ¿Y no cuentas el del EE.UU. de octubre?
-          - No, porque de ese ya tenemos los tickets.
-          - Pues vaya.
-          - Sí, pues vaya.
Hemos pasado por la Real Sociedad Económica (RSEAPT) y  comento que este verano he de concurrir en la biblioteca de esa institución y  en la  del Instituto de Estudios Canarios para proveerme de todo lo que haya de Francisco Aguilar y Paz. Voy a leer mi discurso de ingreso sobre él.
Lo que es la edad, descubro que en el Anuario de esta sagrada institución alguien escribió sobre ni libro el ensayo en la literatura canaria (inmediatamente lo pongo en mi CV como referencias) pero no voy a leerlo. Será por lo que cuenta es que te citen. Pero lo haré.


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