domingo, septiembre 11, 2016

Presentación en la Económica con los Roncero: Lacan y el músico

Mi hermano me va a presentar a través de Lacan, lo que me ha hecho ilusión, con su diferencia entre  la realidad y lo real. ¡Lacan y el pos-sindicalismo! No se nos valora como merecemos.
Ha salido en el Facebook de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, la presentación de mi libro  Las ruinas del sindicalismo y  hay un par de abogados laboralistas que apoyan el acto. Uno que asistirá y otro que le interesa, que son opciones  que ofrece el medio. También he leído que ha comprometido asistencia Agustín Enrique Díaz Pacheco. ¡Loado sea Dios y la Wehrmacht!  Nunca le he dado tantas vueltas a una presentación,  aunque sin por eso  hojear el libro ni preparar unas notas. Estoy con el tercero  del Sáhara- Marruecos. Le doy mucha importancia a la grabación –el horror de oírse una frase y salir-, me saldrá fatal, pero ha de quedar el mensaje. Es sin duda un momento excepcional. Lo escribí desde dentro estando ya de hecho fuera (del sindicato mínimo), ahora de derecho también, lo que ofrece mucha libertad. Si hay una circunstancia que se da en mi vida con bastante obstinación, es el ir rompiendo  con marcos de  adscripción, solidaridades, dogmatismos, devocionarios,  vínculos de pertenencia y zonas de confort. Lo común es no romper con absolutamente nada –lo minoritario ampara igual que lo mayoritario-, tener  la vida entera  amarrada en puertos seguros y no quedar nunca a la intemperie. Es lo natural y humano  -somos gregarios y sociales-, se necesita siempre terreno seguro que  pisar. Cuesta mucho romper –no se elige, deviene- , diría que no se puede romper de golpe, que las grandes rupturas han de ser graduales, progresivas, advirtiendo y asimilando los riesgos que suponen: soledad, incomprensión, pérdida de crédito y aceptación, y el frío de la calle.
Hace bastante años le conté a XY que me habían llamado “facha” –cuando todavía no me afligía si no lo hacían-   y me preguntó, como si fuera una injusticia,  qué que había sentido. La respuesta no debió ser  desgarrada, porque ni me acuerdo, pero me quedo con la pregunta, que es lo significativo. Otra vez me preguntó viendo un idílico paisaje vasco y como fondo  música de la txalaparta, lo mismo. Entonces sí contesté que nada
Mi libro Las  ruinas del sindicalismo tiene dos partes bien diferenciadas, una testimonial: por mobbing  -juicio ganado, rescisión y antigüedad-,  y la otra un ensayo sobre el sindicalismo desde vertientes y posiciones imposibles en cualquier otro caso. Ser un bicho raro fuera de nicho ecológico, y con un mundo pleno también fuera de ese ámbito, da perspectivas imposibles de repetirse o asemejarse en otros. Siendo el tema de tal pobreza extrema, -yo soy víctima y un viejo topo nunca retirado y dialéctico no de sacrales esquematismos - se da por hecho que nadie de valía y talento se va a acercar. Solo cabe lo jurídico, pero para eso ya están sus especialistas. Hablando de lo jurídico y laboral, el día 19 –otro día de juicio mío- hablará en la RSEAPT un abogado y catedrático de derecho laboral, sobre esos temas. Lo mío no tiene absolutamente nada que ver con eso. Estamos en planetas dispares.  Los abogados laboralistas harían mejor yendo a ese acto y no al mío, les resultaría de algún provecho, porque el mío será de ninguno. También pone interesada una abogada muy simpática candidata del Colegio (siempre en feisby).
Los libros de autoayuda sindical
De mi peripecia personal, lo testimonial el único interés que tiene es denunciar a las personas -ni velos corporativistas ni analfabetismo holístico  con penosas afectaciones de ejemplaridad  y docencia moral -, pero es secundario, no es importante, porque es solo mío. Y los otros no son nadie, puede que hasta los haya creado yo mismo. La parte dura, la ensayística sería la que supondría aportación. Hace bien poco me encontré (en Internet por supuesto) a un catedrático de laboral, de tanta pureza (100% algodón) que estaba vinculado a CC.OO. y  que había escrito varios libros de sindicalismo. El clásico periscopio submarino de negociación colectiva y sus correspondientes ondulaciones  libidinales, pero lo desconcertante era  que el último   escrito se titulaba de ¡por qué el sindicalismo seguía siendo necesario!, -siempre resulta conmovedor revolverse contra  la muerte- pareciera que no las tiene todas consigo, presiente que ocurren cosas y  que algo se mueve. Lo gozoso y arrebatador dado el título, ya en sí obra maestra, era que ya habíamos desembocado en los “libros de autoayuda sindical”. A ver si va a ser  absolutamente cierto  que sea yo El ensayista del sindicalismo; no era nada difícil. Mientras el canon se arroja al estercolero intelectual de la autoayuda –son la hostia-, yo me nutro de Lacan, Zinoviev, Weil, Judt…  Frente a estos,  los coach del sindicalismo.   


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