miércoles, diciembre 02, 2015

El aturdimiento del significante festivo

La foto que se envía a la Capital todos los lunes


Fue Saussure, el padre de la lingüística, quien estableció la divisoria entre significante y significado en aquel quebrado famoso. El significado sería lo realmente importante y el significante su reflejo, imagen o expresión. Tras él vinieron muchos más lingüistas como Jakobson y el Círculo de Praga que complicaron más el asunto y añadieron el referente o lo denotado y connotado, o icono, índice y símbolo.
Jacques Lacan el sicoanalista prestó mucha atención al estructuralismo y a la lingüística y entre sus mucho méritos, está la inversión del significado y significante, junto a lo imaginario y simbólico, metáfora y metonimia y todo un gran armazón conceptual. Dará mucha importancia al significante no siendo ya mera expresión o condensación del significado o contenido sino teniendo la virtualidad de predeterminar al significado. Ya el nombre que la han puesto a uno, está sirviendo de matriz de la identidad.
Un giro que no lingüístico, Cuando llegué a Tenerife y conocí a CG, accedí al rutilante mundo del arte y al literatura. Yo en el País Vasco me movía en ambientes de extrema izquierda y con  intelectualillos de izquierda. Mundo de las ideas. Carlos y su gente eran unos jóvenes muy brillantes y con mucho conocimiento en arte y literatura. Eran transgresores, provocadores, inusitados. Ahí, tienes dos opciones, o dejarte llevar por la envidia y una rivalidad absurda o tratar de emularlos y si se puede superar pues también. Yo opté por lo segundo. Fui una esponja.
Sabía que estaba en un lugar de prestigio y excepcionalidad.
Llegaron los finales de los 80 y el Círculo de Bellas Artes y una vida realmente divertida, bohemia, disoluta, muchos quedaron en el camino. Timorato, permanecía a resguardo de las apuestas de ruleta. Como entonces controlaba aún la calle sabías que donde te movías, entre artistas, italianos, peninsulares era un foco muy excepcional también, o nada convencional. Y sobre todo que lo que estabas viviendo entendías que era aquel momento y una gente y unos espacios (3 ó 4) y que tendría algún día su fin. Ya en los 90 aparecieron Alfonso y Serena que habían dado la vuelta al mundo en un velero de 12 metros y Al se ponía a trabajar como ingeniero para la empresa de su primo. Se ponen a vivir dos calles más arriba en la única finca que hay. Vienen más italianos, madrileños, hacemos guateques y la guía de playas y estoy otra vez pasándolo en grande y tratándonos constantemente como si fuéramos veinteañeros. Se amplia el círculo, vamos de casa en casa, se incorpora gente. Hay salidas nocturnas inolvidables. Al y Serena se van a Andalucía. También tengo conciencia  que aquello era un pequeño paraíso que la vida te donaba y que alguna día se iría al traste. Lo que no te impedía hacer otras cosas.
A comienzos de los 2000 vuelve a suspenderse la cotidianidad rutinaria pero esta vez  en los juzgados, donde menos esperabas que pudiera pasar algo. En un momento dado coincidimos un grupo de gente, la mayoría ya estábamos, y ocurren milagros y maravillas. Vuelves a ser consciente que lo que se está dando es realmente excepcional, pero en toda España, y se empiezan a generar círculos concéntricos en los que muchos participan. Hay casi una subversión total en las relaciones personales. Se traban fuertes lazos de amistad, se inventan nuevos nombres, falsos actores colectivos, hay la comunidad, la comitiva, el triunvirato, Fernández y Fernández y mucho nombre propio, se dan muchas iniciativas lo mismo culturales que festivas y hay hasta medios de participación en foros gracias al grupo de Togas y Letras. Gente que era esencial desaparece por muerte o cambios de residencia. Quedando la mayoría, todo aquel ambiente y espíritu desaparece por completo. Ha vuelto a ocurrir lo de siempre: cesa lo singular y excepcional y vuelve a restablecerse la normalidad, la regla. Pero queda un significante que es paralelo a aquel movimiento, que para alguno es casi todo en materia de relaciones y actuaciones: se trata de un día al año. Una cosa semiadministrativa (este carácter no lo quita nadie y lúdica-programa municipal. Este es el gran significante que se arrastra, como si no hubiera habido épocas, protagonistas, un determinado espíritu, una oportunidad. Al parecer el solo significante abole memoria y sentimiento .Y eso que faltan elementos claves, puntos nodales y estructurantes, sobre todo un espíritu, un ambiente y un tipo de relaciones. Da igual, porque todo es igual, lineal, programado.
Una foto de un colectivo ya exiguo y oscuro que sobrevive a sí mismo, del que han desertado todo el mundo, hasta los que nunca entran del todo en nada y no tienen porque salir, da fe a la importancia del significante, que es una mera palabra, que ha revocado por completo a su antiguo y mejor significado. Se lo digo a Kemenv "vaya fiestón, que lástima no haber ido" y me contesta" No, voy a ir a los reunidos". "Pues ven. Sí, sí es hoy". Y le estuve esperando hasta las 12 o así,  




3 comentarios:

José María Lizundia Zamalloa dijo...

No voy a consultar ningún libro, ni siquiera Wikipedia. El desplazamiento del significante debería ser con el significado S1/s1 S2/s2 S3/s3 y Sn/sn
Qué pasa con el significante festivo: que el significante S queda petrificado mientras el significado (s) va transformándose así S/s1 S/s2 S/s3 S/sn o nothing

E. dijo...

¿La Cayetanada?

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Ciertamente sí