Eguiar, fin de semana en México DF con Shilpa, ella se queda allí por trabajo y él se va para Bogotá
El Prócer
Con mi artículo, Mácaros había irrumpido en las hemerotecas y en la pequeña historia local de las tertulias, en la constancia histórica de que exisitió como la tertulia de Nava de Viera y Clavijo, a efectos de existencia somos igual de reales que ellos. Ya me he hecho amigo del personal de la casa por mi simpatía, es simplemente así.
En el Oliver es donde tengo la mejor experiencia social de todas: se me escucha con unción y yo escucho y pregunto con devoción, lo que favorece mi elocuencia y profundidad. Por si esto por sí solo no fuera apreciado, soy reído con fruición. Me interesa la opinión de ellos, porque son completamente intelectuales y máximamente economistas. También mi
hermano quiere conocer sus opiniones. Ayer me califiqué como intelectual de izquierdas y que era, éramos, una tertulia de intelectuales de izquierda, a lo que enseguida apostillaron, sí de "intelectual de izquierda que vota al PP". Como si fuera algo ignominioso. Si en lugar de intelectual de izquierda fuera país y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU estaría votando
siempre contra España. Resulta sumamente incongruente, además de estúpido ser intelectual de izquierda -si eres el clásico vulgar y adocenado pardillo de izquierda no hay ningún problema-, y votar al PSOE, IU o Podemos. Entre Rajoy y los españoles genéricos, bocazas, resentidos, gañanes y lerdos, no tengo la menor duda. Yo sí soy antiespañol de verdad.
El flanco opus nos está fallando últimamente. Tony Judt que
fue un socialdemócrata que no se dio por vencido y que tocó ayer, al que he leído, supongo que determinó la ausencia del militar neoliberal. Soy por tanto el único intelectual de izquierda, los demás son liberales partidarios de la regulación de mercados y de la competencia, mucho marco jurídico y sin oligopolios.
Mi alergia a la constancia, concentración, seriedad... hizo que en la cena intentase varias veces que la conversación derivase por territorios mundanos, pero volvían pertinaces a la Reserva
Federal, a la quiebra de los bancos americanos (son capaces de decir, más de 5.000 en 1970), bueno un horror, todos mis intentos de dinamitar el tema fallaron. Lejos de contar con el apoyo de mi hermano, se fue al lado de los eruditos como a tomar apuntes. Había una boda y no paraba de pasar tías buenas y libidinosas a más no poder. Pues ni por esas, yo las miraba con total descaro. El nuevo encima era de la Caixa.
Menos mal que tenía a Alexander para sobrevivir, que tal tu hija en el Erasmus por Atenas, y tu padre, ¡mira que no ser austríaco!. Lo fui, además de hijo de austriaco nací en Viena e "hice el cuartel" (típico canarismo, como si fueran todos arquitectos, como se "tocó una paja" qué falta de empeño y apetito, cualquiera sabe, incluso mi hermano, que tocarse es insuficiente, que hay que hacerla) en Austria. Pues no tiene
nacionalidad austríaca, habrase visto. Acababa de venir de Viena de ver a su padre. Es abogado pero tiene inquietudes intelectuales y culturales totalmente impropias de abogado, indagué en mi hermano, qué ha estudiado Alexander. Derecho e historia, historia además en Austria. Ah, ya me parecía a mi- pues resulta que este austriaco renegado (me siento español, aquí me he criado -hijo de canaria-, exactamente lo mismo que hubiera hecho yo), también hizo geografía e historia, así que
maneja tanto las bibliotecas universitarias. O sea que tienes 3 carreras, ya sabía que derecho solo no. Bueno ... pues sí, aunque en historia me convalidaron 2 ó 3, bueno cuatro. Cuál. Periodismo, pero fue un curso puente o no se qué. Alexander que ha llegado tarde y nos ha saludado a todos con una breve inclinación de cabeza. Le digo, como se nos nota la educación alemana, yo también lo suelo hacer, me sale muchas veces.
A la hora de pagar faltaba dinero y ya estaba el mercado y sus teóricos sacando el lápiz y haciendo cuentas sobre las consumiciones de cada cuál. Les advertí, vosotros no podéis ir a Bilbao, y también se lo dije a los camareros, esta penosa escena se da en Bilbo y ya estabais llamando a la Ertzantza.
En estas me viene a saludar el director que fue del anterior periódico donde escribía, que me llamó alguna vez para hablar de mis artículos. Se disculpa por la música de la boda, que no nos permitirá hablar cómodamente. Que tal tus libros y el derecho. Pregunta sin respuesta. Escribo en El Día. Ya, ya, te sigo. No me importa interesar a las elites. De las antielites, su total antítesis, acabé más que harto.
Arriba en la zona exclusiva propuse El Hombre rebelde de Albert Camus. La verdad que estuve muy ilustrado.
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