domingo, septiembre 20, 2015

La beatitud del delirio


Sin reveses, fracasos, algún conato de apocalipsis, imaginario al menos, no hubiera sido nada en la vida. Soy incapaz de imaginarme con una trayectoria progresiva, regular, ascendente, estable. Bueno, luego tengo unas notas de estabilidad que ni la economía suiza o  los monjes de la regla de San Benito de Nursia. Tengo mucha suerte, todos lo dicen. Aunque suene contra mí, no me importa. Tengo mis habilidades y recursos, y mi vida sigue siendo algo interesante para mí, aunque no me desenvuelva por grandes núcleos, conozca a gente reluciente (no quiero conocer a nadie, tengo a todos los que quiero), visite grandes salones etc. Tengo de todo de sobra, y no necesito nada, ni deseo grandes cosas, casi ni deseo. Cada vez soy más austero. Desde luego mi vida podía ser mucho más aburrida.El mundo me ayuda a que eso no pase.
Este fin de semana me ha deparado mucha satisfacción, la parte del misterio de los últimos tiempos parece discernido, por la mera exégesis de las palabras de la única opinión autorizada. Se le escapó, encima.
Me identifico fundamentalmente con la escritura, artículos de prensa y ensayo. Mis progresos se verán pronto. Un tipo con mi trayectoria sin duda ofrece juego. Otros a mi edad habrán perdido todo el brío, a mi me sobra, pero soy muy paciente y cauteloso y lo demuestro. No cometo ni una sola imprudencia, pero he de ser congruente conmigo. Yo no hago apuestas de las que luego me arrepienta. Hice lo más difícil, tengo un sentido de la vida, que con todas sus disonancias y quiebros he sido congruente con él y voy a seguir siéndolo. Tengo aptitudes básicas, lo esencial, que no son nada comunes y han tenido su precio. Yo las aprovecho, porque las he pagado.
Solo hay una cosa verdaderamente importante: que es lo que yo espero de mí. Ese es mi gran reto. Cuesta entender. He hablado con E. camino a México. El delirio empezó con mi iniciativa que nadie hubiera emprendido, yo sí poque tengo mi vida y trayectoria. La vida sin delirio es invivible y la política lo demuestra todos los días, aunque colectivamente quede invertido y justificado. Todas las cosas en las que me puedo sostener han sido obra de delirios asumidos, conscientes, queridos, trabajados, por lo menos a partir de una edad.




1 comentario:

E. dijo...

Me has convencido.