sábado, septiembre 19, 2015

Risa y aburrimiento


Hay una foto mía de bebé con faldón y lazos, que creo heredó (el  faldón) mi hijo y que si no estoy confundido  luego se traspasó, en la que me estoy riendo. Ocurre que en otra de carnet con corbata y jersey en pico de unos 9 años o no sé, en la que tengo cara de desamparado con miedo al mundo. Hay una contradicción entre las dos fotos. Unos ochenta años después puedo decir que las dos son válidas, porque en lo que pensaba mientras leía hoy -no es mi fuerte la concentración, si fuera mucho más joven igual tendría algún diagnóstico de hiperactividad y/o de inacción extrema, si es que puede darse- era en la risa. La verdad es que me río mucho, casi a diario, y eso ocurre hasta en casa. Creo que como siempre se trata de evitar el aburrimiento, las cosas en su estricta y chata realidad.

Me sometí experimentalmente al aburrimiento este verano en Getxo, tres días que estuve solo. En realidad no tenía nada  de experimentación porque era lo que había. Pero me lo plantee mentalmente,  porque siempre se está pensando, lo que es la peor cruz de la humanidad.  En casa estaba bien porque tenía ordenador y algo leía, salía al anochecer, paseaba al lado del mar, llegaba hasta el Puente Colgante y cogía la Calle Mayor, doblaba a ala izquierda hasta una terraza donde iba mi madre al mediodía (no porque fuera ella sino por comodidad)  y va una amiga suya. En lugar de ir de bar en bar me anclaba en ese, me sentaba en la terraza, veía a los vecinos y tomaba cerveza. En ese bar no me conocían, y me aburría. Tenía uno a la vuelta con más ambiente y música que sí, pero me eludía de él. No hay nada en la experiencia del aburrimiento más que aburrimiento. Claro pasaba de un polo a otro, porque con XY y con MH, bien que puedo montar escenografías y  actos notables de bar. Al final acababa yendo a un bar de pijos haber si se veía algo de más interés y adulterios u otra ilicitud. Yo he conocido bien a los pijos-pijos (los oligárquicos, no a los hijos de médicos) de muy joven y eran muy liberales en su ambiente exclusivo, siempre estaban follando entre ellos (con ellas). Según mi hijo, las pijas hasta heredan el pelo de sus antepasados, por los cuidados y eso. 

Todo el mundo resultaba absolutamente normal, civil, seglar, vecino, casado o soltero, de uno u otro sexo, menos la camarera que es sospechosa y brasileña. Yo esas cosas no las pillo nunca, pero tampoco tenía un plus de algo, era anodina. auunque el más anodino y parte del paisaje hubiera parecido yo, pero nadie se fija en mi. Volvía a casa a este ordenador. Ni siquiera me iba a un pub a oír música. bueno al que fui tuve un pequeño problema con el camarero, ya empezamos con los vascos y sus mariconadas. Cuando acompañado y solo acompañado en algunos bares de Las Arenas tengo tratamiento de colega, por los camareros nomás.






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