A Bilbao llevé un solo libro, pensaba comprar allí, que fue La filosofía judía, una guía para la vida de Hilary Putnam. Trata de filósofos
judíos de la talla de Martin Buber, Franz Rosenzweig y Levinas. La ética del S. XX
ha sido judía, Pero también sale un
judío cristianizado dos generaciones antes y austriaco. Es Wittgenstein, que
termina en Cambridge.
Hay una frase de Wittgenstein –los tratados filosóficos pueden acotarse en breves proposiciones- que
dice que la tarea de la filosofía es pasar de la no evidencia
del sinsentido a su evidencia. Es genial. Pero hay otra frase mejor o parecida,
la filosofía toma el mundo como caso.
Una vez en Bilbao me hice con varios libros y dos sobre
judíos. Los judíos del gran filósofo
(bilbaíno) Jesús Mosterín, que abunda en temas del judaísmo antiguo y moderno y
en la filosofía. Mi curiosidad por la idea de inmortalidad del alma en el
judaísmo ha sido algo ilustrada, ahora sé que no existe la más mínima
referencia a ella en la Torá o Pentateuco.
Tanto la idea de ángeles con su jerarquía, como demonios, resurrección, inmortalidad y
juicio final provienen del mazdeísmo persa, de donde pasaron al judaísmo,
cristianismo e Islam.
Así como los saduceos que eran la nobleza y el clero
helenizados, no creían en ello, sí los fariseos que pertenecían a las clases populares, de quienes surgiría el
judaísmo rabínico.
Los hermanos Oppermann de Lion Feuchtwangwer
¿Qué es un dispositivo? de Giorgio Agamben
Compre hace unos años un libro de él y lo tuve que dejar por
árido y difícil, este remite a Foucault y a Derrida, y como fueron autores
(posmodernos) de mi devoción ha resultado fácil deglutirlo.
Leí que Monedero, SA lo citaba. Sigo escribiendo sobre
sindicalismo (mi trilogía) y he
observado lo que se escribe sobre el tema. A nivel intelectual, político, sociológico y cultural, directamente
no existe. He mirado internet también y
si quitas a argentinos (siempre a su bola y peronismo molecular) no hay nada,
salvo historias del sindicalismo en la Sierra de Gredos o Calatayud. Me
interesa su deslocalización –aparte de un caso muy concreto- y marginalidad
imparables, no ya por vía judicial y escándalos, sino por la quiebra de su
nicho ecológico, histórico y cultural en el sentido más amplio y denso. Son los
momentos históricos de clausura en los que aparecen los pequeños personajes burocráticos con sus oportunidades
y teatralidad. Y simetría. Cuando los saltimbanquis toman la pista.
Diarios de la
revolución de 1917, de Marina Tsvietáieva
No lo he empezado, pero no he traicionado a los rusos ni la
época soviética.
A Izquierda y derecha de Joseph Roth tampoco he llegado. Si
como novelista es sublime, me deslumbró su periodismo literario, sus reportajes.
Era nombre que me sonaba, hasta que leí que tuvo una extensísima
entrevista con Stalin, ya que siendo (Feuchtwanger) autor de éxito en Alemania,
quiso utilizarlo para mejorar su imagen y la del comunismo. Feuchtwanger que
era judío alemán, hace un retrato bastante aséptico. No era comunista y aunque
no regresó tan decepcionado como André Gide, tampoco lo hizo dando saltos. La novela sobre una familia de la alta burguesía judía
berlinesa coincide con el ascenso del nazismo, fue escrita en tiempo real en
1934, cuando la amenaza se va confirmando por la persecución a los judíos.Un personaje del libro dice que no entendía como la aristocracia
francesa esperó in situ el triunfo de la Revolución –peor me parece la familia
del zar ruso, a los que dieron matarile los soviets, niños incluidos-, cuando
cualquier niño que estudiara los textos de, creo que los cita, Rousseau y Voltaire
(no parecen los más peligrosos) lo
sabría.Feuchtwanger que fue
amigo de Bertol Brecht tuvo el honor de
aparecer en la primera lista nazi de privación de la nacionalidad alemana, como
los hijos de Thomas Mann (estos más mérito porque ni eran judíos).Aunque es ficción viene a ser todo un documento histórico

1 comentario:
Vaya, ahora me entero que el uso y abuso del término "dispositivo" por parte de Pablemos viene de ahí.
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