Angelus novus de Paul Klee
Dora, ex-mujer de Walter Benjamín regaló este dibujo a su marido. En el se encierra la filosofía de la historia de Benjamin. El ángel mira despavorido la presencia de la historia (todo documento de cultura es un documento de barbarie) mientras es succionado por el futuro que curiosamente permanece a sus espaldas.
De la religión mosaica casi se podría decir que es una
religión sin Dios. El Yahvé omnipotente, omnisciente y absoluto que nos ha llegado
del Antiguo Testamento, no parece ser el mismo del de los judíos.
El judaísmo no admite las representaciones de Yahvé e incluso su nombre es impronunciable y de muy difícil construcción sus letras. La
influencia de la cábala (el misticismo judío) en esa fe es poderosísima, con su mesianismo
apocalíptico, utópico o el libro del Zohar. Como importante fue para toda la
judeidad la herejía de mesianismo de Sabbbatei Zvi y el rabbí Nathan de Gaza,
su mentor, en el SXVI. El cabalista Isaac
Luria y su escuela de Safed parten de la contracción o repliegue sobre
sí mismo de Dios para dejar espacio a los seres humanos. La rotura de las
vasijas y la diseminación de la luz divina, precipitó a Dios al abismo,
desentendiéndose de la Creación. La
Caída también afectó a ese Dios exiliado y la redención no podrás ser obra de
él solo, sino también de los humanos. La redención del mundo con la materia.
Los cabalistas daban un valor supremo al silencio, a parte
que la experiencia mística era intrasmitible. Hay por tanto un Dios con el que
no se dialoga en la oración, sino ante el que se calla.
Vemos a los judíos con su dios huido, irrepresentable e
inefable, imponiéndose el silencio o las grandes disputas entre ellos a través de la argumentación y contra
argumentación, o diciendo que el judaísmo no es más que la relación con los textos sagrados.
Hay un proverbio judío, que lo ha comentado Amos Oz, que
no fue Dios quién eligió al pueblo elegido, sino al revés. Lo dice todo.
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