domingo, julio 24, 2011

La noche de Kamenev


Mi antisolipsismo
La Casita azul es el bar más cómodo que conozco.
Superman (ayer le llamaba supraman, es el dueño) ¿qué tomo?, y entonces él se me queda mirando, me ausculta con una mirada fonendoscópica durante breves segundos y me dice: una caña, un vino, y siempre acierta. Ayer se lo dije a la camarera,
- Oiga, pregúntele a Superman a ver qué voy a tomar.
- Aquí tienes la caña.
- Pero si te he dicho que se lo preguntaras a Superman…
- Él me ha dicho , ya se lo ha preguntado- le busco con la mirada y Superman me sonríe de lejos.
Cuando dejo la cerveza y me paso al vino, Superman siempre acierta, me intuye en el momento exacto. No solo por costumbrismo. Me maravillo.
Siempre que compro zapatos le pregunto a XY ¿me duelen’ o ¿me están bien? Al comienzo me respondía “eso solo lo puedes saber tú”. Ya se ha dado cuenta que no, y ahora me pregunta “ ¿se te salen?” y me toca la punta buscando los dedos. Es bastante complejo porque bien pronto me sumo en la indecisión y en la duda. o al revés. Si he estado de fiesta siempre preguntó a algún amigo que fue, a ver cómo había estado todo, que gente había y demás. ¡Pero si estabas allí! me dicen, pero luego me lo cuentan, que es lo que me interesa. La percepción ajena
Yo soy la refutación del solipsismo. La realidad es la que cuentan lo demás y uno es el que es descrito y hablado por los otros. Como Derrida estoy contra el logofonocentrismo, pero menos que contra los turbios, brutos e inanes eurocéntricos que son mis actuales enemigos de clase, que lo digo como el intelectual de izquierdas que soy, a todos los efectos.

Ayer la noche de Kamenev
Qué manera de refulgir, qué relatos cortos verdaderamente divertidos, y eso que habitualmente se puede poner pesadísimo (propende a narrar los hechos más insignificantes comunes a todos, que nadie cuenta por irrelevantes, como si fueran descubrimientos de nuevos elementos de la tabla periódica) salvo cuando narra sucesos que le han sobrevenido, generalmente aciagos, que en eso suele ser muy bueno . Salimos los cuatro (están las dos visitantes de Bilbao) comentando la noche de Kamenev.
En cambio J. se ha convertido en agente del Komintern a sueldo de Moscú, qué comentarios alucinados sobre Libia y Noruega, entre acrobáticos y circenses. En esos momentos te dan ganas de leer a Ratzinger para constatar el orden racional del pensamiento. O incluso Materialismo y empirocriticismo de Lenin.
El viernes aterrizaje nocturno en el Parra
Tras acompañar a Jesús en Saint Andrews por la muerte de su padre, nos fuimos al Parra los cinco. Mis dos hermanos, A. y XY. Nos pusimos morados a frutos secos por la cerveza succionada. Había clientela de tipología funcionarial y ni un solo crápula.
Y como no hay dos sin tres, hoy hemos ido los cuatro al mercado de La Laguna y hemos hecho algo absolutamente inexistente por estos lares, pero absolutamente benéfico y civilizatorio, tomar unas cañas (o aperitivos) con amigos. Nuestro Amado Líder y señora.

2 comentarios:

el escritor escondido dijo...

Inexistente por estos lares, benéfico y civilizador ... y añado que se nos quedaban mirando los parroquianos como si estuvieran abducidos por unos extraterrestres recién aterrizados de un OVNI.

Tox dijo...

Si los parroquianos laguneros se quedaban mirando es porque, probablemente, siguen (seguimos) sin gustarnos el ganado santacrucero (eso que despectivamente se llaman "los chicharreros") que sube a la ciudad (dejando el puerto) para pastar en nuestras calles y tabernas. Chichas (o residentes), go home.