viernes, octubre 17, 2014

Cómo son los amigos del Opus Dei

Sigo considerando a la Compañía de Jesús (los jesuitas) la orden más excesiva de todas
 
Ayer nos tomamos algo mi hermano y yo con ellos en el centro de la City. Si me hubieran preguntado de quien estoy más lejos, sí de los neoliberales o del Opus Dei, yo creo que hubiera dicho de los últimos. Bueno, pues ha pasado justamente al revés. Ignoro el motivo, pero repelo a los anarcoliberales y empatizo con la gente de la Obra. Para un no creyente el mensaje evangélico me queda un tanto imposible. Eso para empezar a hablar, aunque de eso no se suele hablar. Mis ideas liberales en costumbres y moral están en  las antípodas, pero respeto absolutamente el hecho religioso, como a los que estén en contra del aborto. Yo no discuto de teología ni de substantia, sí de sociología y  modernidad.
Parece que vamos tener una nueva incorporación prestigiosa de esa Orden a la tertulia Mákaros, que ya da charlas de filosofía. Contactó mi hermano en la Universidad el otro día.  Ya sabíamos de él.  Es médico y filósofo.
Hasta hace unos años no había conocido a nadie del Opus. De un primo mío se decía, como un estigma. Ahora conforme lo escribo me ha venido un pensamiento o una reflexión como dicen los tertulianos.  Conociendo al pueblo español, lo que éste estigmatice ha de ser como poco, muy interesante y todo lo que santifica, como la masonería, Podemos… muy estúpido. Nunca había reparado en esta verdad científica. El pueblo español en su área de confort  es como una trainera en la que los remeros bogan ora hacia el odio, ora a la estupidez.
De joven fui muy radical, revolucionario, intransigente, dogmático. Mi enfrentamiento no era uno, sino muchos, abría todos los frentes concebibles. Como la parte más interesante de mi generación.
Según se cuenta, mi padre se escapó de niño con unos gitanos (como decimos en casa en alemán: Zigeuner) titiriteros de verdad, que llevaban un oso y una cabra. Yo en un año de mucho  extravío, y a fin de abrir más frentes y contundentes, amisté con un gitano que vivía debajo de un puente, y  solía venir con mis amigos, a los que no les hacía mucha gracia.  Aún les hacía menos a los veraneantes. Teníamos unos invitados en mi cuadrilla que ni Buñuel.Mis inquietudes políticas  eran bastante intelectuales y radicales y atravesaban mi vida. Todo tendía a ser político. Cualquier astracanada era libertaria y antiburguesa. El debate intelectual era lo que te hacía reposar, limpiarte, incluso  reconocerte. Muy ….numinoso todo.
Me he tirado más de 30 años en un ambiente que ha sido la negación radical de todos aquellos impulsos, lecturas e inquietudes, un desierto completo y redondo. Me he tirado todo ese tiempo sin una sola discusión (salvo con mi Camarada), debate, intercambio de libros, de citas, sin oír el nombre de un solo autor, título, movimiento… Sin embargo a pesar de  la pobreza que refiero, el obrerismo es un espacio cada vez más esquinado y marginal, aunque de muchos pujos y  apariencias, dentro de su humildad  roma tan real. Un traje para cualquiera de mi procedencia  estrechísimo que hay que devolver. Me volqué al exterior como he demostrado.
Cómo son los del Opus. Tropas de refresco y vanguardia. Grandes profesionales inconformistas como no se puede imaginar. Necesitan mucho más, no les vale sus profesiones y familias, tampoco esa ventana abierta a la espiritualidad religiosa que  se cuidan ilumine sus vidas. En orden con la vida, quieren beber en ella hasta agotarla y buscan la otra vertiente de la espiritualidad intelectual. Parece que se han puesto de acuerdo para ser los más personales de todos, y diversificados,  que buscan a otros tan ávidos  como ellos, con los que celebrar la particularidad radical de la experiencia vital.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Ivan en la tertulia?

Gran adquisición.

El nivel intelectual va a subir mucho.

Salu2, EDH.