domingo, octubre 05, 2014

Una hora con Guinea Ecuatorial

He estado una hora hablando con Guinea  Ecuatorial. No entiende que  no se sepa nada de nuestra excolonia en España, que es el único país de África que tiene el español como idioma oficial.
Mi españolidad que ha dejado muchísimo que desear –fui una especie de catalán de primerísima hora-, vio afortunadamente  subvertida esa desafección  por el idioma. Me parecía algo inmenso que gente de tan lejos y con acentos y de razas distintas hablara español, cosa que ha ido a más. Me siento absolutamente vinculado a los hispano hablantes,  de una manera consciente, que saboreo,  y muy empática. Todos, en todos los sitios, me llaman la atención y me gusta escucharles y preguntarles para seguir escuchándolos. Como si fueran parientes lejanos míos, que me ocurre literalmente. Me sale toda la amabilidad y atención.
La globalización, entre otras cosas, consiste en que las formas de vida se universalicen en el consumo, ocio, producción… pero no en las formas de socialización, familia y ethos culturales que se contraen a auténticos bunker, donde el individuo se subsume en la comunidad, precisamente por esa polarización.
Entre elites cosmopolitas y etnias, las primeras son algo más interesantes que las segundas, dejando la gama de grises intermedios por poco significativos a efectos referenciales.
En esta polaridad y tensión no van a ganar las etnias, sino el mestizaje que no es solo racial. Es cuestión de tiempo. Y otra cosa, la pulsión, instinto o necesidad colectiva, comunitaria, de socialización no se circunscribe a las etnias ni culturas, el ser humano desaparecidas todas ellas, crearía otras nuevas, porque las necesita. La función crea el órgano.
No restrinjamos mucho el mundo al empírico y local.  El cosmopolitismo es ahora mucho más intenso, ya no es cosa de diplomáticos británicos y franceses del  XIX.
El viernes llega a Washington  donde acudirá un amigo vascongado desde LA, el  sábado van a Nueva York: boda, pero con contacto  con A, amigo catalán de París, que dejó un gran  trabajo para hacer un master. Miércoles viaje a Bogotá, donde espera coincidir con B (el maestro de ceremonias del Sangeet, para los que fueron  a la boda y leen el blog), que estará por trabajo. Luego le espera la República Dominicana cada mes, más otra vez  Colombia y Argentina antes de que acabe el año. Mientras tanto nuestra S. va un mes a Irak, afortunadamente al Kurdistán iraquí.
Aparte de cultivar las relaciones de amistad en escenarios y situaciones insospechadas e imagino, increíblemente gozosas (me conformaba con una milésima parte), trabajan mucho y hacen que el mundo sea algo mejor, y básicamente tratan de ofrecer sus conocimientos y capacidad (verdadera, no la que yo he descrito en el último libro) a los que lo necesitan.   

No hay comentarios: