Empezamos hace años en el Casino en unas reuniones en torno a determinados libros de pensamiento. Los ya establecidos eran adeptos de la Escuela Austriaca, es decir de Carl Menges, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y nombres menores. Quien se ha dado llamar mi hermano y yo dimos un golpe de estado, a su resultas los neoliberales desaparecieron como los dinosaurios, a pesar de su extraordinaria formación y cultura (económica, era una barbaridad). Salimos ganando porque ascendimos al club social más elitista, nos bautizamos Mácaros, y allí seguimos celebrando nuestras reuniones posgolpistas, los que a la sazón fuimos los mencheviques ( minoritarios).
Ex Doctor Harrris, nuestro hipster. Pajarita con camisa a cuadros, todo, para mayor ordalía, en tonos fúnebres
Años más tarde compareció uno de los neoliberales depurados, que en torneo a caballo y lanza, me vi compelido a derribar no sin excitación y gozo. Más que por esgrima intelectual por mi iconoclastia, efervescencias heterodoxas, ironía metódica , sarcasmos y desafíos, a lo que añadir conducta suburbial y desdén por autoridad, canon y normas. Todo lo aborrecido por él.
Se vengó propalando, que no es la primera vez que me ocurre, acusaciones sobre mi, que era marxista (lo había sido muchas décadas) y un matón de escuela. Y de club social elitista (¿o no lo comprobó?).
Concesionario nuevo, mucha mejor cocina.
Ayer logramos que no se debatiera el libro propuesto, que de manera soterrada veníamos boicoteando: hay que hablar de los libros que estamos leyendo. Te salé así la noche redonda, como ayer.
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