Teníamos que devolver el Chrysler de 10 plazas que habíamos
alquilado en Washington, que nos sirvió a toda la comitiva para desplazarnos
por la Ciudad. Junto al coche de mis hijos cuando éramos muchos. Y lo teníamos que hacer en el aeropuerto de
Newark, el tercero de NYC, pero que está en Nueva Jersey, antes de coger el
avión de vuelta a Madrid. El viaje por el aeropuerto de Newark te permite ver
la silueta de Manhattan, todo su perfil,
la nítida sky line.
Antes de llegar a Filadelfia paramos a tomar algo, no había
cerveza y era hora de ellas, por lo que no tomé nada. Un judío grueso, mayor,
sonrosado rojizo con la kipá y tirabuzones al salir Xy y Rosita se dirigió a
ellas para preguntarlas si estaban sin hombres, cuando llegué yo se marchó. Debía ser argentino. Impedí sótano y descuartizamiento, muy seguramente.
Debíamos dejar el coche con no sé cuántos galones de combustible. Nos perdemos
distintas veces por las obras y el GPS se volvía loco, así que llegamos a lugares en
obras, caminos cortados, señales contradictorias, sin nadie. Pero hay un coche de policía
parado, nosotros nos paramos oblicuos a
él, sin muchas opciones a donde ir.
Fer es quien conduce, le digo, le decimos: no te pares, que
sigas, vas a conseguir que se mosqueen.
Pero Fer no arranca. Al final avanza, y es cuando oímos el altavoz policial que
nos dice algo que no alcanzamos a descifrar.
-Ni os mováis, fer ni se te ocurra abrir la puerta. Unos
amigos de mis hijos nos dijeron antes del viaje del año pasado, que si nos
paraba la policía jamás había que salir del coche, y mucho menos echarte a
correr, sino esperar.
Pero ocurrió que ni nosotros salíamos ni la policía tampoco.
Al tiempo el coche policial se nos acercó y se puso a nuestro lado. Era un
policía negro orondo y hamburger que solo deseaba hacer feliz a la comunidad.
Le dijimos que buscábamos a la rent a car para devolver el Chrysler-
Uno de los planes cuando viajamos de XY es ver los barrios
pobres y marginales. En Washington como no vayas a Anacostia es realmente
complicado, no así en Newark, Nueva Jersey. Descubrimos una gasolinera too
danger, que daba miedo salir del coche no tanto como en el motel de Los Ángeles
del año pasado, pero de fauna quizá de menos cárcel y camellaje, pero más
lumpen proletariat, los coches eran tipo al mío, cosa que en USA no abundan.
Antes de entrar al gran templo:la biblioteca del Congreso
Eatamos en el Wharf, ahora nuevo y de moda
Serena y yo de nuevo en la terraza del Watergate mientras los demás aparcan
Esta es la basílica de la Inmaculada Concepción. De franciscanos de sótanas blancas y mucho latino. Fastuosa: una mezcla de la Giralda, Bizancio, Hollywood y los hoteles de NYC años 40. Ganas de claqué y rosario.
AL y Rosa
una iglesia convertida en un bar supercool
amigo de Espy, judío de Seattle y miembro de la comitiva
por el Eastern Market
de compras en la calle M de Georgetown
En uno de los hoteles de donde trabaja mi hija y nos bientratan. georgetown forever
otra de ostras a las afueras de Annapolis
En el querido museo Philips Collection. El perro entró en la sala de los Rothko como si nada
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