El viernes me resigné a dos libros, uno sobre Robespierre en que el autor/autores de la editorial suelen ser comunistas agónicos que creen en la transmigración del alma y en la dialéctica hegeliana multivectorial y elástica, reversible y mística, que hacen de la historia latido y mejunje, y que son capaces de comunistizar (como vulgares baptistas) a personajes anteriores a Marx, y en su nombre. Lo mismo hizo esa editorial fundamentalista con Jefferson, que se salva (aquella) porque aparecen textos originales. El otro libro era de Jacob Wassermann: Mi camino como alemán y judío.
Eso estaba muy bien, sí, pero no tenía nada nuevo sobre el Sáhara. Buscaré bibliografía para que en el futuro no me pase lo de hoy, me impuse. Con qué pulsión me podré asomar a la bahía desde mi estudio de altura, me interpelé lastimero.
La web polisaria apenas decía nada y las de la legión de asociaciones amigas ya tienen de sobra con la creencia, el espíritu, el apostolado y la exhibición de autenticidad solidaria aunque siempre festivalera, por lo que buscando libros sobre el Sáhara en la red sin grandes expectativas, en una asociación importante de esas me topé con un libro de un ex representante saharaui en Francia y la OUA. El libro está traducido del francés y es descargable. Es como el gran cuerpo político doctrinal del Polisario, una joya. Conforma solo en parte el “discurso sahariano”, ya que ese metarrelato se configura “dialécticamente” con la recepción de ese discurso y reelaboración, con aportes de los españoles amigos, igual de activos que superficiales, amantes de mucha proyección social en sus medios y seducidos por afanes épicos, heroísmo fraudulento por ajeno, y por creencias entre el mito y el milenarismo, además de cierto irredentismo. En la Edad Media hubieran sido fratellis, münsterianos, cátaros, valdenses… de no posesionar entonces tanta opulencia y vocación turística solidariatense.
Podemos hacer ahora mismo un pequeño esfuerzo mental dominguero: ¿Cómo sería hoy una RASD independiente que hubiera vencido o se hubiera impuesto a Marruecos hace 30 años, por ejemplo? ¿Cuántos sería los desertores y expulsados del Frente, tendría ya heredero la república islámica o su presidente sumaría 15 mandatos seguidos, habría pluralismo político, cuánta gente habría emigrada o exiliada?, y ¿estamos seguros que a día de hoy no habría revueltas encarnizadas como en toda la zona? ¿Sería un régimen corrupto, totalitario, ineficaz y sumido en la pobreza o democrático, próspero, plural y laico? ¿Subsiste alguna duda razonable?
Tenemos edad para saber que todas esas organizaciones, ya totalitarias en sentido filosófico, asertivo, político, práctico… terminan siempre mal, con el triunfo completo de la miseria y la opresión, además de la corrupción. Los saharauis intuyen, como les pasó a los nicaragüenses, que el pundonor solidario progresista, español en particular, tan pronto hay elecciones democráticas se desinfla para siempre y se evapora.
Vaya por delante que mi admiración por el Polisario se circunscribe únicamente a su enorme capacidad militar táctica y estratégica demostrada frente a Marruecos y Mauritania -que en absoluto contra España, ante la que dieron una imagen de anticolonialismo muy tardío y enclenque más que paupérrima-, maculada por actos terroristas contra pesqueros canarios, aparte de criminales completamente innecesarios e ingenuos.
El libro en cuestión, “El primer Estado del Sáhara occidental” contiene como todos los discursos nacionalistas manipulaciones e inexactitudes graves.
Calificar la dominación marroquí de colonial, supone no tener una idea siquiera aproximada de lo que fue el colonialismo. El PIB marroquí lleva años estancado por el enorme coste que supone el mantenimiento asistencial y artificial y desarrollo ineficiente de la zona. Llamar colonos a los marroquíes que han ido al Sáhara es otra boutade, ¿Qué colonizan? ¿tierras, industrias…? … no serán las aceras donde desparramar el ocio diario a tiempo completo.
La idea de nación cultural referida al Sáhara, supondría considerar territorio propio Tindouf (que lo es) y el sur de Marruecos desde el Draa hasta bien sobrepasado La Güera y atravesada bastante Mauritania, pero también Malí e incluso Níger, porque esa es la nación cultural de los Bidan, de los descendientes Hassan de los Beni Maquil.
Podíamos seguir.
La constitución saharaui, me he tomado el tiempo de leerla y resulta un tanto siniestra.
Articulo 2. El islam es la religión del Estado y fuente de ley. Porosos a las ideas colectivistas totalitarias del comunismo, fenómeno moderno a fin de cuentas, pero inmunes a cualquier conato liberal, ciudadano, republicano, democrático y laico.
Artículo 6: El pueblo saharaui es un pueblo árabe, africano y musulmán
Artículo 7: La familia es al base de la sociedad fundada sobre los valores del Islam y de la ética
Artículo 8: La soberanía pertenece al Pueblo que es la fuente de cualquier poder
Artículo 9: La soberanía constitucional pertenece al Pueblo que la ejerce
Artículo 12: Las instituciones del Pueblo pertenecen al Pueblo. Sólo podrán ser utilizadas para las funciones para las que fueron creadas.
Por fin, después de El Pueblo, aparece el Estado, uno respira ya más aliviado- no hay mayor avalista de crímenes que el PUEBLO en la contemporaneidad, mucho más que el Estado-, al que va dedicado el capítulo III y finalmente en el Capítulo IV nos encontramos con los derechos y garantías constitucionales. Bueno, eso nos tranquiliza un poco, si se habla de derechos y garantías va a tener que aparecer por fin la ciudadanía, el titular de los derechos y obligaciones, el ser real. Reconoce el autor que las tribus y facciones campan ya en Tinduf por sus respetos haciendo prevalecer sus propias solidaridades y apaños, y desmoronando toda la arquitectura progresista islámico popular.
Con los Polisarios, no renovados, comparto generación y ya deberíamos haber visto demasiado.
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