domingo, diciembre 16, 2012

Noche grande en el Parra

Casa Parra

Ambiente de jazz
Tipo de local: Bar de Copas
Teléfono: 922 24 11 90 begin_of_the_skype_highlighting 922 24 11 90 end_of_the_skype_highlighting
De 19:00 h a 2 mad
*Notas: Copa: 4 euros
Web: *Precios sujetos a variaciones del IVA
Dirección: Pasaje Sitja, 19, 38004, Santa Cruz de Tenerife.Zona: Centro
 
  • Fuimos al Museo de Historia o de ciencias  o de lo que sea, bajo el TEA.  A la cafetería. Tiene un magnífico claustro y se está de maravilla. Había treinteañeros de cena navideña. El servicio casi nos obliteró (la imposible hostelería local), por lo que nos marchamos con cajas destempladas a Los Reunidos, donde entramos como Frank Sinatra,  Dean Martín, Samy Davis Junior y Peter Lawford lo podían hacer en cualquier garito de Las Vegas. Más cenas, preguntamos y unos eran de la Clínica La Colina.
  • -Pero qué son: ¿Doctores honoris causa, enfermeras, camilleros, remix…? - no nos supieron contestar. Tras la degustación de esbirras grosso modo al Parra.
  • Le iba a dejar a Rafa,  el camarero del Parra, dos Líneas líquidas para que lo mostrara como trofeo de guerra o lo hicieran una vitrina, porque el libro se desarrolla en gran parte en el El Parra.
  • Pero por fin surgió el Encuentro. Que para mí sigue siendo el secreto de la noche. Estábamos Fer, mi hermano,  XY y un servidor de ustedes.
  • Hablábamos del Montestory y de su Gran Adalid el Mae, que para lo progresista que es repartía alguna hostia a la colegialidad–a mí él me cae muy bien. Lo contaba mi hermano.
    Nos abordó un tipo curiosísimo, que al ser foráneo –con muchos años de residencia- tomó dos iniciativas impropias de alguien local, apostillar nuestra conversación y al de un rato invitarnos a otra ronda. Resultó ser  un doctor eminentísimo  y super enrrollado (uno de los nuestros) con  consultas en París y China acompañado de una china alta y joven.
  • Nos volvimos vascos todos –él es del norte pero no vascongado-, ¡qué cordialidad,  fraternidad, preamistad...!Evidentemente un local de entrada no te invita a una ronda sin conocerte, ni se aproxima como él; es obvio que le caímos simpáticos. Fer había oído hablar de él y lo admiraba profundamente, había visto su consulta de París cerca de donde vive ahora su hija, pero la admiración provenía sobre todo por  su fama de depredador según Fer.  Para Fer un depredador es lo que para el común  es un científico de una vacuna o de la ley de la gravedad o Teresa de Calcuta. A mí me cayó extraordinariamente bien. Nuestro amigo se empeñó de madrugada a que fuéramos a su casa, vive en un palacio, y que nos hacía unos espaguetis. El tipo es curioso a más no poder. Era muy tarde. Como empezamos  a darnos de todo: telefónos, correos, besos... yo les regalé los dos libros  que llevaba para el Parra.
      Un tipo de nuestro estilo, supongo que nos volveremos a ver. Fer ha estado hoy en el palacio y le  ha llevado a ella  a navegar.   Antes  apareció el profesor de física ¡cuánto tiempo, tienes que venir a la presentación!

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