La tertulia de ayer vindicaba el primer tercio del S XX en una
mesa camilla, con licores de trasiego áspero y cortante y abundante café, sobre
un brasero, por su antigüedad y conexión natural con lo decrépito y revocado
(S-p-e-n-g-l-e-r) en una Castilla nevada de sabañones. Hoy en el guasap todos
se daban las gracias por la tertulia. Daban las gracias unos a los otros, y los otros a unos, un
verdadero mareo. Es como si tuvieran a sus madres detrás diciéndoles dales las
gracias, eh, que si no te van a volver a invitar, como si fueran de segunda,
modestísimos, sencillos y perdonados. Los charnegos canarios, gracias, gracias,
gracias por no escupirme, insultarme ni despreciarme. La tertulia gracias-gracias-gracias.
Mácaros es un aula cultural para adultos, en todo, ya que abarca de la urbanidad y buena conducta a la erudición, con un
propósito no declarado, de una segunda enseñanza por fin bien aprovechada
No sé porqué, si les hace tan felices las tertulias no las
hacen más a menudo. Creo que les hace felices memorizar lo que han leído y
citar al autor, como si estuvieran preparando sobre él más que un examen una tesis doctoral.
Estipulan que el autor en cosas está revocado pero en otras es actual.
Exactamente igual que el código de Hamurabi o las Cántigas de Alfonso X el
sabio.
Mácaros no deja de ser una imitación de las tertulias de los
enemigos de clase neoliberales, drásticamente expulsados en su día. Neoliberales,
y neocoservadores tibios aliados. Admito que tuve algo que ver en la purga. Los
neoliberales solo poseen una voluntad conocida que es el autoadoctrinamiento
permanente. No proselitan, ni irrumpen en los espacios públicos como los
testigos de Jehová, ni tampoco invitan a ilustres para ver si les adensan y
pulen un poco. Todo lo hacen ellos consigo mismos. Aunque logran que
algunos lebreles les muevan
la cola y encima ser engañados.
Gracias, gracias. Si tuvieran más cultura y vida sabrían que su constante
formación permanente de más de sí mismos, es muy similar a la que hacían los marxistas de mi época con el famoso Politzer y la Marta Harnecker
de lecturas y memorización obligadas, que yo obliteré contestariamente.
Mákaros es copia de los doctrinarios neoliberales. Aunque Chomsky
(enemigo de clase de máxima abyección) no podría admitirlo, ambos militan
(militamos, que le voy hacer) en la sed de aprendizaje. El aprendizaje como
redención. Somos una suerte de aula cultural para adultos. Se trata de
perfeccionar el aprovechamiento del bachillerato o la ESO realizadas. Sí, han
descubierto que queda mucho bachillerato pendiente y de ahí que siempre se remitan a
aquellos programas. Llegan a utilizar su
relación de autores y listado de textos.
Como Ex Doctor Harris, palmero de neoliberales que le rechazan. Lo nuevo, lo
actual, la curiosidad e inquietud personal, nuestro tiempo no existen, leer y embeberse de Houllebecq ni cuenta. No
lo han leído ni a Handke. Les falta la
prosa de nuestro tiempo, la que desorganiza programas, vetustas normativas,
desmonta cuadros sinópticos, desdeña jerarquias clasificatorias, falsos órdenes.
Yo me siento más joven y mucho mejor
bachiller, para lo que en mi caso no se necesita mucho.
Por tanto el autor gusta y tiene razón en algo como Hamurabi
y es imperecedero en alguna parcialidad como Alfonso X el Sabio, y esparce
complicidad: un apunte de gracejo sobre nobles o lo contrario. No importa, no hay
horizonte crítico, ni enfoques comparatistas, ni contextos culturales, dominios epistemológicos, ideas y espejismos
epocales. Nadie criticó el esfuerzo
holístico de periodizaciones y
sistematizaciones, el afán por las
regularidades culturales y a la postre
¡civilizatorias!, el método -demasiado sencillo- binario de oposiciones Nadie insultó
a estos restituidores de los sistemas filosóficos cerrados de Hegel y Marx que unos
literatos del pensamiento (lo que fueron), no filósofos, trataron de perpetuar temerosos de
Dios, a su escala menor. Como había leyes
regulativas en las ciencias naturales,
los no filósofos las imitaron. Algo que ya estaba en la historia del arte, con el
maestro Voigl, Worringer o Jorge Oteiza El eterno binarismo de oposiciones que articulaban
y resumía la realidad y toda historia. Las coartadas organicistas, con el isomorfismo entre vida biológica y cultural o civilizatoria. ¿No estaban por las explicaciones
monistas, historicistas, cientifistas y unitaristas todos? Recordemos a Elias
Cantetti con “Masa y poder”, Jünger con “El Trabajador”, Wenninger con “Poder y sexo, la crítica tardía de Heidegger a la técnica y
civilización. Todos eran peleles de
preocupaciones epocales e historicistas, antiguallas con nula conciencia
de sus presupuestos epistemológicos y cómicamente de las falsas y propias temporalizaciones
que les estabulaban. Ellos solos se estabulaban.
Mi táctica, no leer al autor ni nombrarlo y mantener un
talante saboteador. El sábado hablamos de viajes una pequeña peña que colonicé
y desgajé. Los concesionarios actuales del Oliver son un desastre y abusivos
sus precios,