Él lleva barba blanca y aspecto de solidario, curtido en “las luchas” con los compañeros del metal. No abomina de los micrófonos. Al lado, el representante de Palestina, no sé sabe de qué facción, si laica o medieval, lamenta la indiferencia del mundo ante el Mal. Los nazis hooligans turcos, la camada fascista ha sido vista en acción en la cubierta del Marvi... testimoniando la vigencia de la horda, siempre al acecho, y eso ha templado los ánimos en la religión del antijudaísmo.
Oh, los activistas, el hijo del del metal viaja con padres y novia, y visita todos años los campos de refugiados de Líbano, el turismo del ideal, para una conferencia de prensa después en el barrio, o en el bar de Paco o Manolo, un mostrarse solidario, buena gente, ejemplarizante. ¿Qué hacen en el Líbano… aprender árabe, estudiar distintas culturas, practicar francés… o fotografiarse? El barrio espera, el mundo espera, quizá fotografiarse. Tal vez diapositivas de refugiados y solidaridad.
El compañero del metal dijo, cuando el hijo culminó sus ideales mediáticos en la flotilla de la escenografía “si eso les hacen a los europeos, que no harán a los palestinos” Confiaba el luchador que ser europeo da seguridad, altura, pasaporte, tal vez privilegios, un luchador comodón, protegido, no puede concebir tener enfrente a su antítesis: a los enemigos de la imagen, la componenda, las vanaglorias gratuitas, la exhibición fácil, el riesgo cero, la vida de pantomimas solidarias de domingo y vacaciones, que es el ejército de Israel.
Y el barbado orgulloso de los réditos vacacionales del Líbano en su hijo, se presentaba como una generación de luchadores, él y su hijo, ojo al parche, no decía que habían sido detenidos conjuntamente en alguna maniobra de alto riesgo contra Aznar, en plena democracia, en la Unión Europea, de eso alardeaba. Heroicos, satisfechos, mostraban currículo de luchadores europeos contra un presidente democrático.
Es la época de las luchas fantasmagóricas contra grandes enemigos inexistentes. Pocas familias acreedores de tanta gloria mediática como los Tapial. Israel es la realidad, por eso me gustan los judíos de Israel tanto, son la antítesis de los Tapial. No sé si uno de estos turistas que nos nutren de ética e imagen es el que desarrolla el activismo escenográfico por Gaza y Venezuela, bastiones de la libertad y órdenes abiertos.
Viéndoles actuar y mostrarse, serán cada vez más quienes entiendan a los judíos, no me cabe la menor duda.
La humanidad es sabia, conserva los registros de la impostura, la afectación, la exhibición, la jactancia boba y la pobreza de espíritu. Repelen.
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