lunes, mayo 05, 2025

Intelectualistas o culturalistas, y nuestra propia verja


El mundo ordinario con los afanes de las personas comunes y repetidas, no les atrae, pero no  las llegan a despreciar ya que se limitan no tanto a desdeñarlas como evitarlas, de hecho les  aburren y mucho. Los dos están presos, uno, de las emociones/sentimientos/mundo sensible y el sexo inmoderado; mientras que el otro es conducido, quiera o no quiera, por el intelecto/pensamiento/razón, con mayor apremio y arbitrariedad. Es preferible y más gozoso un concepto abstraído de una nebulosa de sensaciones  efímeras  y signos extraños que el cuerpo voluptuoso de una mujer. Al culturalista  le subyugan las creaciones de la cultura en su valor sustantivo  y frutos preciados son todas sus manifestaciones, ora la presentación de libros (más si son los  suyos propios como ocurre), ora  la música, ora  un plan británico: el  ir  a Londres para ver en el Royal Albert Hall a Eric Clapton in concert, y  aprovechar después alguna ópera y teatro, con tiempo  para un espectáculo estelar en el Soho, este o aquel  museo, galería de arte de la que me han hablado... 

Aquí entre los dos. El intelectualista, entre intelecto y sentimiento, siempre será guiado como un proyectil de dirección inalámbrica, por los libros, y el debate intelectual profundo, ciencia y humanismo, filosofía y tecnología (filosofía de la ciencia). Pasiones menores que los antiguos localizaban en el vientre, no tienen asiento ni cabida, ya que son sentimientos debilitados y superficiales,  los que conmueven  corazones perezosos y pedestres,  carentes  de cualquier potencia de inteligibilidad de los fenómenos, del ser y la naturaleza
Las verjas renovadas. acorde con la contemporaneidad de la fiebre de aislamiento y meditación
Lo diurno y lo nocturno

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