Pareciera que principiaba la noche, por una predisposición a ella que se trasluciera engañosa. Pues nada de eso, despedida a las 10 con un cielo de azules intensificados por el negro colonizador (como la indigencia sanchista) de la noche. A casa.
detrás, la playa de las Arenas, resulta que lo más señorial es lo mas multicultural, negros y latinos, si no son todos latinos, al anochecer juegan al beisbol como si estuvieran en la patria de la revolución 'patria o muerte! También deben ir orientales. Los famosos MENAS van con sus educadores, salvo que quede un impar se agarran del hombre, por parejas, todos contentos. Entre tanto sigue la pleamar del euskera, la taladradora administrativistade regreso a casa el Puente, que en otro tiempo nos hubiera indicado el camino, de jóvenes, como la estrella a los Reyes Magos. Los dorados con los azules de acuarelas y brea de barcos
XY se absuelve, se cuelga y sonríe. Y dice: Hola, sábado, qué tal y cual, y uno responde: cómo dise que dijo, como contaba Ander, antes de entrar en presidioaquí al borde del final de la ría que se abre al estuario del Abra, no se sabe bien si estoy dando forma final a algún endecasílabo o, por el contrario, ingeniando un soneto sobre el río que va morir en el mar. Una metáfora con su vicisitud material
¡dios mío!: la viva imagen de mi madre
La coqueta localidad
La melancolía del norte, filosofía del pesimismo










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