martes, octubre 14, 2025

El Día: Pacifismo belicista, la paz: una bomba PINCHAR


 España y parte de Europa (izquierdista) vivían unas jornadas de tanto entusiasmo y pasión, como las que se vivieron en Alemania (sobre todo) al comienzo de la Gran Guerra. No solo eran procesiones sobre el asfalto, sino que también se contaban con expediciones marítimas, despedidas y emoción. Tuvieron que pasar casi dos años para que la solidaridad encendida e incondicional con Gaza/Hamás estallase. Se dictaminó que se estaba produciendo un genocidio; el apartheid, la limpieza étnica, los crímenes de guerra se relegaron a la oscuridad, como los rehenes israelíes: sin paseo ni patio, asistencia letrada, medica, organizaciones de derechos humanos, la ONU se interesaran por ellos. Esas movilizaciones por los “palestinos” (Gaza: 2 millones de un total de 7) simplificaron al menos el conflicto (con sinécdoque: 2 millones por totalidad), y los únicos secuestrados  pasaban a ser los de la flotilla hedonista y jaranera. Pero sólo al momento de sufrir torturas, denunciadas. La cosa más sorprendente era la proclamación general de genocidio, en los medios, entre académicos, la gente del común, los políticos. Se conminaba y censuraba a los que no  emplearan siempre “genocidio”. Cuanto más genocidio fuera, más justificado estaría todas las medidas contra Israel y los israelíes. Los judíos ya caerían por contigüidad y sustancia común. Y pasó. Una adolescente judeo-argentina: ¿Por qué nos odian tanto? Los judeoespañoles también denunciando. Un genocidio no con cámara de gas sino a cámara lenta, sin el más mínimo apremio, no  se parecía a ninguno ocurrido en la historia, se compatibilizaba con la eliminación individualizada de dirigentes, cargos y militantes con misiles, drones, medios muy caros, cuando desde la Conferencia de Wannsee (1943) la  Solución Final fue concebida en buena parte con criterio  económico. Zygmunt Bauman dio a la Shoah la dimensión industrial. La minoría objeto del genocidio lento, pausado como los pacifistas, no se ejercía sobre ninguna minoría étnica, religiosa, social, por cuanto los gazatíes como “palestinos” de la sinécdoque, también -como consta referidos por ellos mismos- eran los “sirios del sur”. Así de minoría son. Hannah Arendt es conocida sobre todo por la banalización del mal. Enviada por el  Newyorker asistió en Jerusalén al juicio de Eichmann, coligiendo que no era un monstruo depravado, sino un hombre muy gris con fanático sentido del deber que sólo se limitaba a ejecutar órdenes. Arendt escandalizó  a los propios judíos, a amigos de ella, como Gershom Solem y Martin Buber ¿Qué diría del “genocidio” que proclama Hamas, amistades, coros, amplificadores? defraudados con el acuerdo de paz, que detestan. Hamás acredita ser genocida por el 7/O, con violaciones sistemáticas (que tampoco ha habido en el “genocidio”) y por la “intención” (inexcusable jurídicamente) de su carta fundacional.   

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