jueves, septiembre 25, 2025

Con el Departamento de Estado en un Blackhawk

Si llegamos el lunes y salimos el domingo, él se iba el martes, parte del trayecto, en el mítico Blackhawk. No somos nada dados a las conversatas profundas, pudiendo tirar de ironía, entronizada la burla. Y la nula consideración de uno mismo en serio. Por tanto, cada aseveración personal es como la interpretación de un códice en tablillas de barro o en papiro. Un acontecimiento intelectual.   
El eventual viajero del Blackhawk, sólo dijo: No quiero saber nada de Europa, yo soy español y norteamericano (que ocurre que lo es), pero para nada europeo (aunque vista estilo europeo, que es apreciado en el Departamento de Estado). Uno también propende al antieuropeísmo, permutado por la Hispanidad, el gran descubrimiento intelectual, tan tardío.
Cerca de la calle 16 tenemos Mount Pleasent, un barrio populoso infestado de locales, tiendas y mercadillos, y solo  cruzando la 16, Columbia Heigts. El sábado pasado, de brunch, dos artesanales, en un filipino.
Regresé esta vez de Washington con el sentimiento  de que había dejado de ser ya un lugar turístico, sino directamente del Dasein heideggeriano.
Llego y recibo las galeradas de mi último libro: Euskera: de la función comunicativa a la totémica; emigración y desierto demográfico.
Un desconcierto, cómo puedo...

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