viernes, febrero 16, 2018

Antes se tienen buenas ideas que ideas

Centro Kennedy de Washington

Hoy en leído una columna próxima, no suelo hacerlo, no las leo. La columna de proximidad que he leído es de periodista y se le nota por el dominio y orden al escribir y presencia que tienen en ellos la actualidad. Es buen periodista y claro, escribe  bien. Suelen abundar en la noticia de la semana, viven en presente y en la inmediatez. Se hallan en posesión de una perspectiva sensata, racional, lo que acepta la mayoría pero dicho con más altura de expresión e imaginación. Era una noticia de perfidias adolescentes, que yo ni me fijo. Lo poco que he leído conforme a mi método diagonalista, o salta escalones, tenía razón en todo. Incluso en el remedio. No era el caso, pero de este estilo: ¿Cómo se acabaría con la contaminación? Pues sin contaminar. Satisface a quien lo escribe y gusta a quien lo lee, además seguramente quería leerlo.
A raíz de esta constatación me ha salido el título de este  post. En realidad es mucho más fácil tener buenas ideas que tener  ideas. Las buenas ideas son las de máxima aceptación, las que refuerzan los estados de opinión, consensúan  el mismo diagnóstico y ofrecen una terapia de curación, imposible de llevar a la práctica  pero muy razonable y deseable. Otra idea: todo lo razonable es deseable. A veces lo razonable, por ser solo eso puede ser estúpido, por ejemplo cuando se aplica al dominio de la irracional, donde no funcionará.
Tener ideas es mucho más difícil porque nacen huérfanas sin adjetivar, sin consenso previo, y pueden ser incómodas, molestas e ininteligibles.  O todo a la vez.
Quito
E. me llamó desde Quito Ecuador. Está trabajando mucho y se tiene que recorrer todo Ecuador. Más de una semana.
¿Por cierto que tal en le Centro Kennedy?
-Muy bien, no había estado en nada igual, muy “inside”
-En el núcleo en la sociedad washingtoniana- lo organizaba la empresa de S. para algo afroamericano- ¿no?
-Sí y estuve con un senador hablando y que le escriba
- Te preguntaron de dónde eras?
-Eso lo haces tú, que te vuelves loco con los extranjeros. En EE.UU. no se pregunta en absoluto, y está muy mal visto hacerlo.
-Claro, la patria de lo políticamente correcto…
-Pues sí
-¿Ahí en Ecuador sí te habrán preguntado?
-Pues tampoco.
Me ha de estar mintiendo

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