miércoles, marzo 08, 2017

La invasión de mi hogar

Este lindo ramo ha sido remitido de mi país optativo: USA. Un día de empalagosa  unanimidad en el mundo. Me gusta más fin de año que  este día de la Legión romana.
He echado la mirada sobre  lo ya publicado aquí, y casi todo gira sobre el Sáhara y mi último libro de la trilogía. Estoy corrigiendo el último sobre un intelectual canario. He perdido el punto mundano, de tipo diarista del blog. Sigo sin coche, por la maldita llave perdida, cuántas vueltas para nada. Ofrezco una impecable relación de irrealizaciones o déficits: a la falta de coche se añade la falta de día para presentar el libro en la Económica de Las Palmas, tras rechazar  fechas que aunque próximas malcaían , sigo sin ir a Bilbao y Cádiz, sin ir a Las Palmas para tratar un proyecto y alguna cosa más.
Ayer hablé con mi hijo, me entró un ataque de risa por las maldades que solté. El sábado se va a Camboya. Se ha fijado viaje  cultural incluso. Mi hija se va a Sudan del norte o del sur. Sitios en los que no aburrirte. Han estado en Chicago.
He tenido una experiencia molesta con una empresa AGUA… (no me acuerdo). Se cercioran si estás, la edad y se hacen pasar, o son,   por una empresa de servicio público sobre control de agua, varias llamadas. Han entrado, han hecho unas pruebas al agua –algo así como unas fotosíntesis electrificada o una electrodiálisis sofista-  experimentan y el agua alquímicamente se torna marrón (restos sólidos), verde (cobre muy maligno, les digo: es peor el mercurio. Vamos de químicos, pues vale,  todos)  y luego una franja que ellos ven blanca y yo incolora. Pienso para mí: estoy actuando como si tomara tranquilizantes.
-No me sigas explicando cosas porque no me interesan absolutamente nada esas temáticas, y abrevia- le espetó. Cuando fui a por el coche de XY, me explicó la vendedora la marcha atrás y demás sinuosidades del motor y coche. Luego habló con ella, y le dijo que no escuchaba nada de lo que me decía, ni la más mínima atención: Woody Allen, le concluyó. Me encantó dejar esa asociación. Fue el día que perdí la llave del mío.
- Cómo que no bebe agua, ¿de botella sí?
-Ninguna
-Entonces qué bebe
-Básicamente cerveza. Y vino, café, jugositos, pero agua ni probar
-Que pongo
-Yo pondría cerveza
Siguen con sus experimentaciones -Que abrevies-
Me saca como unos menús plastificados para conjurar el riesgo a que estoy sometido por un producto que no pruebo. Me habla de no sé qué propiedades del agua Bezoya.
-Las aguas minerales sí me gustan. Esa de dónde es
-Debe ser de León o del norte de la Península… Sierra Nevada.
-Con que Sierra Nevada: eso es Al Ándalus, SUUUUR
Cuando veo los artilugios que traen, me empiezo a cabrear. 
-O sea que de eso se trataba, sois vendedores vulgaris, hacéis el diagnóstico y la cura. Que no me enseñes más. Finish
-Si lo hacemos gratis-
-El que os tiene gratis soy yo, que estáis en mi casa- Han metido el rabo debajo las piernas y se  han ido mirando de reojo, no les fuera a agredir, he vigilado que cerraran la verja.     


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