sábado, marzo 18, 2017

Crónica de Eguiar lizundia desde Camboya

Palacios de Angkor

Recién llegado del complejo monumental de Angkor. A pesar de las manadas de turistas comportándose como tales, es una experiencia cuasi religiosa. Lo cual no es de extrañar porque todos los edificios fueron de uso político-religioso. Construidos por dinastías hindúes auténticamente prolíficas y hacia el final del imperio por linajes convertidos al budismo, que es la religión intensamente mayoritaria hoy.
Venía advertido, pero la arquitectura de verdad que es espectacular. Pero sobre todo por la incorporación que hace de la escultura. ¡Qué bajo relieves! Y en versión kilométrica, pasajes enteros del Ramayana! Decía Octavio Paz en su libro de memorias de su etapa como embajador en la India, algo así como que la expresión artística más valiosa de los indios es la escultura, que es tremendamente sinuosa y a su vez evoca a la danza. No le falta razón, y eso que durante el gobierno de los Jemeres Rojos hubo un saqueo importante.
Impacta que un pasado tan glorioso (Angkor llegó a tener dos millones de habitantes antes del segundo milenio, cuando Londres tenía aproximadamente cincuenta mil), los camboyanos sean tan humildes y modestos. Es cierto que Europa ha sido durante casi toda la historia humana una simple península atrasada del oeste de Asia. Me vino esto a la mente al leer las noticias de A.-M. (país vasco en nuestra jerga). El protagonismo que le hemos dado a unos aldeanos que se arrojan un pasado mítico del que no hay un solo vestigio. Las piedras, para levantarlas. Ni un friso, un relieve. Nada. Ah bueno, supongo que Eguiar y algún otro cromlech. Lo más elemental. Ni siquiera las iglesias son comparables a las del resto de la Península. ¿Cómo es..."arri ta mendi"? Pues eso. Como dices tú, los romanos no encontraron nada de lo que sacar provecho.

Esta noche marcho de vuelta a Phnom Penh, hasta el martes.

Besos,


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