viernes, febrero 17, 2017

Hoy en el downtown

Hoy he bajado al Downtownm había quedado con mi hermano en el bar horrible (te sirven otra cerveza y no recogen la botella anterior, entre otras infamias). Teníamos el sol fuera pero penetraba creando una amable  gradación de penumbras. Esto se me ocurre ahora que lo escribo, cuando estaba allí me mantenía con un mínimo de sensualidad, tipo nuestra gata Sarita entre el sol y la sombra, sobre todo porque hoy ya no llovía, pero sin adarme de lirismo.
Pensaba comprarme alguna guía de California, con Nevada y Arizona si hay, o del Far West, y se me ha olvidado porque  se me ha hecho tarde, y yo antepongo algunos goces al mercantilismo transaccional, por crear un pleonasmo y dar un poco colorido a la divagación. Cada vez soporto menos la comunicación convencional, cuando se presta tan bien a poder minarla cada dos o tres pasos que des. Aunque una guía de estas características es un anticipo de los goces por venir, exenta de toda contaminación comercial. Estoy, estamos realmente ilusionados con el viaje de los 5.000 kilómetros que nos esperan. Son medidas de epopeya. Al final, viejos como nosotros  (our own style), somos los que lo hacemos.
Tengo que ir a Bilbao, e iré. No sé si acompañado o no, ni cuándo. El 2 de marzo tengo presentación. Tampoco sé cuándo será la de Las Palmas. A primeros de marzo me han invitado a un cumpleaños en Cádiz. En los últimos tiempos he descubierto una nueva afición, ahora que escasean (mejor dicho  escaseaban) que es la de recorrer toda la península de mar a mar en tren. No creo que pueda con las fechas pero me gustaría, en cualquier caso iré a Cádiz muy pronto, antes del viaje USA.
Tendré que hablar del Sáhara y preparármelo un poco –confío que acudan los amigos de los saharauis argelinos, no los tadyakent, a pedirme autógrafos y acariciarme la espalda como una amante impaciente y ansiosa. Esta vez tienen más motivos que nunca para venir con sus bates de beisbol.
En realidad estoy absolutamente enganchado al autor sobre el que estoy escribiendo. Le he encontrado su contrapunto en el más célebre movimiento estético y literario de Canarias. A través de él, haré una relectura de toda aquella época y gente. Establezco una dialéctica con la que no contaba y me sitúo en el territorio que me interesa. A ver si aparezco en Berkeley. Si el del El ensayo apareció   en Stanford, podría volverme a ocurrir. Me gustaría que pudiera poner en el libro: se acabó de escribir en el desierto de Arizona.


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