jueves, enero 12, 2017

Se llamaba María Teresa

María Teresa era una magistrada que se jubilaba, una  persona muy interesante que no se casaba con nadie absolutamente. Poseía  una verdadera biografía,  de las que confieren autoridad vital.
Con María Teresa -lo que era difícil- logré tener una relación personal, mínima pero personal, que son las únicas que me salen.  Yo trataba de hacerla reír y se reía. Una vez le dije: a que soy chistoso, y me contestó, no, yo no diría eso, suena a andaluz, tú serías ocurrente o divertido, algo así. Sí me dijo lo de andaluz. Alguna vez, era al  final ya de su vida laboral, subía de la sala de vistas con un montón de expedientes y se paraba sonriente ante mí, y me decía: qué, cómo estás. Si estaba en el despacho del secretario y aparecía ella solía decirme: hombre aquí estás... cosas así.  Como era muy singular y divertida, encantadora por única, yo trataba de enrrollarme. Un día le conté que tomaba barbitúricos (decir la palabra de imprevisto me encantaba por la reacción de la gente) y entonces me pareció  que yo cobraba consistencia  para ella. Qué tomas. Me quede un poco cortado porque solo tomaba una pastilla para dormir: pensé que la defraudaría. Me dijo, pasa (a su despacho) y siéntate. Abrió un cajón y me enseñó lo que tomaba ella. Como no era experto, no pude aportar nada. En otro encuentro también  cerca de su despacho, le conté que hasta la treintena me había considerado inmortal, pero que en la treintena ni un solo día había dejado de pensar en la muerte… de inmediato me dijo que entrara a su despacho, realmente fascinada por mis confesiones. De la cuarentena no recuerdo que le dije e iniciaba mi cincuentena.
En mi exámbito hay unos poderes fácticos  parainstitucionales con un aura muy similar a la Madre Carmena, María Teresa que no casaba, como ya he dicho,  con absolutamente  nadie, y con ellos menos, decía: Se creen los reyes del mambo –ante un reverencialismo general-. Concebimos hacerle una despedida y  ella dijo que no. Fue un "no" que ni siquiera significaba oposición, resistencia ni real ni simulada, sino total indiferencia y desprecio por la idea. Lo que la hacía a mis ojos aún más admirable e interesante. Los poderes fácticos expandían ideología y valores entre el magma uniforme de lo laboral, y les molestaba mucho la idea, pero no tenían fuerza entre nosotros. María Teresa, ya hay 15 abonados, no puedes faltar- que no puedo faltar, ya verás si puedo o no. María Teresa, ya hay 21,  y además han pagado,  no serás capaz de hacernos eso. Eso y más. De haber ido, se habría disuelto en virutas para mí, yo entonces hubiera sido el ausente y sedicioso, por traidora. De todas formas, yo ya contemplaba una alternativa sinceramente embriagadora y rupturista en el cansino/casino carrusel vital  convencionalista.  Que era hacer una despedida sin la homenajeada. Eso si lo haces en la facultad de filosofía o bellas artes no pasa de tontería, pero en un ambiente tan augusto, carrusel del convencionalismo como eterno rotar, tenía su punto. Dadá vive.  Vivió, eh  Conde. 
Mañana celebramos a las 13.30 horas la despedida anunciada que damos los despedidos del grupo al mismo. Solo nos han fallado 7 de 10. De aquí la remembranza de arriba. Acabo de hablar con mi hermano, y le he dicho que viene el conde. Todo según lo esperable de cada cual. Dice mi hermano como siempre humorístico: que no vamos ser solo dos ¿significa eso? Me dice el conde, voy a formar parte de la Seccesion vienesa. No creo que estén para perder más efectivos.  Magnífica la interpretación del conde del fracaso del llamado.
El último de la caída de nuestra legitima despedida –nadie la  hubiera dado, solo nosotros- como le conozco, le dije que primero leyera el blog. Efectivamente tampoco era el contenido, sino para alguien de su talante burocrático y moral (van unidos)  y a modo de disquisición jurisperita, como la convocatoria era inicialmente para una celebración y no para una despedida, es decir cuestiones de orden del día previa a una  reunión, quedaba invalidaba. Los formalismos preceden al contenido. Que me administrativice algo de mi vida, manda narices. Dando a entender que otra comida para ese fin (subsanado orden del día) contaría con  su asistencia, a lo que le he respondido que no va a ver ninguna otra. Que solo había esta. Evidentemente hablábamos en otro idioma. Preveía todo. No iba a sacarle la dogmática del enunciado- orden del día el asunto.  Le he explicado que es muy jodido ser excluido y que lo de mi hermano eso sí que no tiene perdón. ¿Pensaba alguno que no sentimos e  íbamos  a ser indiferentes a actos de esa naturaleza? A esto que se puede llamar. Al parecer alguien en el enésimo convencionalismo  cansino/casino (unos 6 ó 7 al año y  todo idéntico, repetición), nos echó en falta. Se le dijo que yo “NO ME LLEVABA” no-me-llevaba, con  LGC,   SIN QUE NADIE PREGUNTARA: PUES QUE HA PASADO…  DESDE CUANDO… Para mí que fue un  gran acto de homenaje al silencio, silencios trenzados,  el más doliente e indignante de mi vida, avivado por lo de mi hermano. TAMPOCO SE ENTIENDE QUE SI  ERA RECLAMADO PARA QUE ACUDIERA AL   GRUPO como era que “NO ME LLEVABA”, qué pasa, qué la gente buscaba que hubiera  guerra o qué.  Esa persona preguntó: ¿Y ELLOS SABEN DE ESTE ACTO? Lo que forzosamente  lo pensaron todos si no lo sabían. Se le debió decir que no, y terminó la misma persona vaticinando “pues prepárense”. Entrevió las reacciones más humanas e infalibles. Lo natural, seguro que también pensado por varios. No hubo secretismo sino un manejo de los silencios y disimulos formidable. En la primera parte y en la segunda, porque hay dos partes, la peor es la primera en su conjunto, pero tampoco  está nada mal la segunda. Ahora resulta que los ofendidos no somos nosotros sino ellos. No sé qué es más alucinante la primera parte o la segunda. No debería escribir ni una palabra más, pero como escribo sobre lo escrito tiene continuación.  Llevo fatal la posición de inocencia. A nadie reconozco inocencia moral, y me deprime la falta de decoro estético.
Quien traspasa algunas líneas de sensibilidad las traspasa todas. Los últimos días de navidades indignado, teniendo que escribir para desahogarme  y encima ¡teníamos que no molestar! Me contengo. Mañana me despediré definitiva y formalmente con una foto ya pensada.
Con los enemigos de clase que yo he tenido, que nos demuela alguien como LGC es vergonzoso, un verdadero conductor de masas hay que reconocerle. Sus risotadas, con golpes en el antebrazo para que le prestaras atención, cuando urdía sus jugadas aquí han tenido éxito, con victimismo y escenografía crea un NO SE LLEVAN y conduce a la gente sin importarle a actos muy lícitos pero “sensibles” (al parecer, salvo que la exclusión y la ocultación sean algo inocente, y que a nadie le ofenda), sin buscarles una salida, que lo tenía tirado. Parece que o somos un exaltados de momentos  histéricos o esto ha sido muy grave. Evidentemente por mí, porque escribo cada cosa. Mejor escribirlo, que es denunciarlo y desahogarte, que hacerlo. O se trata de calladitos y sonrientes. Bueno, un poco de seriedad y respeto. LGC lo ha montado muy bien, y además contaba con la indiferencia y prevalencia de uno ante cualquier daño que se pueda infligir –yo con eso no hubiera contado, por eso algo de sorpresa, debo ser ingenuo.
Tiene un fallo el operativo: la victoria (con una utilización muy perversa, aunque consentida) ha sido demasiado total, y estratégicamente será un error. Supongo que algún rumor me llegará algún día.


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