viernes, septiembre 30, 2016

Mi sentido homenaje a Shimon Peres




Siendo como es un país absolutamente democrático Israel –los más necios e incultos, desde su odio incondicional (Alepo, sigue sin sonarles) siempre pueden considerar lo contrario, a pesar que ellos mismos no sean de los que admiren las democracias- hay una falla en su sistema legal, que es el derecho de familia, no hay matrimonio civil.  Con lo que la religión  tiene una presencia que no debiera tener, y no caben los matrimonios mixtos. No hay constitución en Israel, siempre pospuesta para no enfrentar a laicos y religiosos, sino leyes básicas.
Cuando los progres denuestan a Israel con su furor antisemita deberían saber que el sionismo fue socialista/comunalista (los niños dormían separados de los padres en los kibutz) y laico. Al punto que el fundador del Estado de Israel Ben Gurion, jamás se ponía la kipá, ni en los actos religiosos. El tema del divorcio en Israel ha sido el tema de la película que se ha proyectó  ayer  en el Colegio de Abogados. Pensaba ir, llamar a alguno de nuestra asociación y a Fer, pero al final hice prevalecer la lectura de Jung, a quien comentaremos mañana en el Oliver. Ya me la contará mi hermano
Shimon Peres era uno de los últimos sionistas (laborista, premio nobel de la paz con Arafat). Hay semblantes de nobleza, estilo especial, bien estar en el mundo: la espontaneidad de la risa, la fuerza de un abrazo, la ternura de un gesto, el tesón de la mirada, la confianza de unos ojos…  todo eso y más tenía Shimon Peres. Desde aquí este humilde kadish.
 



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