miércoles, agosto 24, 2016

El gran viaje

L.A. y Base naval de San Diego
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El lunes  en Los Reunidos se perfiló más el viaje a Tucson (Arizona) a la graduación en Law de Espy.  20  horas a Los Ángeles: TFE Sur- Oslo-LA.  15 días. LA se ha convertido en un punto logístico, empieza este curso Pablo, el hijo de Conchi (venían de Tailandia y Myanmar, no sabía nada, se emocionó y lloró), en la UCLA. Igual para entonces tenemos más infraestructura allí. Él se incorporará a la expedición. A E. le gusta mucho la ciudad, y le parecen superficiales las  críticas habituales (españolas: tráfico). Debe haber más cosas además de coches, según críticos por elaboración personal, y no crítica en serie de a prioris (los estadios de banales).    En LA se incorporarán E. y S.  Al final nuestros hijos,  todo apunta, se asentarán todos en EE.UU.  Lo bueno de la vida es que sorprende siempre. Que no resulta en absoluto  como se intuyó, que puede dar extraordinarias alegrías y abrirse en horizontes bajo arco iris rutilantes. Nuestros hijos se  tienen por familia y mantienen contacto y saben que se tienen para lo que haga falta. A LA le daremos una batida, tenemos el Pacífico, Santa Mónica, Venice, la catedral de LA de Moneo, a Gehry, museos,  muchas cosas. De allí iremos a San Diego a sacarnos  una foto en la ex casa de Belén y Pedro y visitar la Base Naval, la mayor seguro  de EE.UU. El riesgo de guerra global no  está  en el Atlántico, sino  en el Pacífico, en los  pasos del Mar de  China,  y límites fronterizos. Es la zona caliente y crítica del mundo.
Fer y yo nos dijimos al unísono de ir a la base naval y visitar un portaviones y algún barco más que tienen de museo, aunque son más impactantes los modernos barcos de guerra,  que a los dos nos encantan.  La idea era o es pasar a Tijuana, ya solo el nombre es sumamente  sugerente. Para evitar colas pasaríamos caminando. Belén nos lo desaconsejó y que una  vez en coche tardó 4 horas en pasar la frontera. Según Belén es hórrido, más caro  y no vamos a oír mejicano sino inglés americano slam y además nos van a robar los pasaportes. De LA a Tucson nos separan más de 700 Km (500 millas),  es a través  de California pero sobre todo de Arizona. Las grandes rectas, las  gasolineras polvorientas y abandonadas, puertas batientes por el viento en locales de carretera que se sospechan deshabitados, los moteles con gente dudosa  y poco cuerda,  territorio de navajos y apaches (de Jerónimo), de bases secretas, de cactus, plantas heridas, rastrojos y el sol de la antigua España, la única que nos apasiona. Hemos de atravesarlo releyendo a Cormarc  McCarthy. En Tucson, apartamento a las afueras, de estilo y ambiente post-hippie, donde vive Espy. Traje y graduación. Dentro de  la vida americana. De Tucson tenemos Heroica Nogales a 50 km, o sea MÉXICO, vamos a adentrarnos hasta el Mar de Cortés en  el arco de la Península de la Baja California.  No tengo otros dos países que me puedan gustar más.

Belén que es española porque no puede ser norteamericana, nos aconseja ir hasta Las Vegas, ella es muy fan de EE.UU. –no descarta irse definitivamente, pero no puede-. Si Belén dice Las Vegas será por algo.  

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