sábado, agosto 06, 2016

El diario de un escritor comprometido DOS 6.8.16

Hoy no  he ido a Mercadona, pero ayer si estuve en el  Spar, antes preguntaba por  los  aguacates, y la dependienta me decía que  había pocos (por  lo que no llegaban, esto ya lo deducía yo). Ya no pregunto, miro donde suelen  estar y como no están ni pregunto.
Mi  alimentación  salvo los fines de semana  siempre  ha sido muy  esclava. Me hago  ensaladas muy  aburridas, por lo que me servía el tomate muy troceado con cebolletas,  le ponía albaca para ver si  mejoraba y el verde aparte:canónigos o lo que fuera, con pimienta  negra estilo francés. Si  lo junto pongo  atún- Después  carne picada,  pato, codillo con chucrut, cerdo. Nunca carne  normal desde  hace  décadas por  la espuma, estilo papelera (fábrica) que segregaba, salvo si era especial de El Corte Inglés donde no voy desde hace muchos años.
He decidido recuperar platos elaborados que sabía pero tengo olvidados, básicamente dos, además saludables; la porrusalda (arriba) que era mejor que la de batalla que hacía mi madre -gran cocinera según han dicho todos, yo no he sido  de alabanzas maternas- y pisto.
Espy ya ha regresado de EE.UU. con enormes historias, llamó para quedar pero XY tenía madre.
He decidido ir  en septiembre a Cádiz sector  Burgos, pasado el 19. Una noche en Sevilla, que no perdono y  otra en Ceuta, aunque  en septiembre igual está muy alicaída.   

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