miércoles, mayo 25, 2016

Tan pésima mi fama, que me aluden, (y reincidente)

Hace ni recuerdo cuanto que no voy a ningún acto, no me interesa  ninguno. Hace unos años iba a unas presentaciones de la serie Z, a las que llegaba a última hora. El nivel era minero.
Ayer atendiendo a la invitación de Lemus acudí a la presentación del  Sáhara Occidental 40 después. Fui con otra disposición, como si fueran actos a los que tenía que ir, porque me atañían. Me senté detrás de unas saharauis  ataviadas de sus melfas, acompañadas por algunos simpatizantes  nativos. Luego estaban los clásicos polisarios mayores. Cuando vi las saharauis, me dije, no voy a decir nada que pueda molestarlas. Bastante tienen con sus emigraciones. Nadie nunca me ha oído decir sudacas, machupichus y tampoco moros, jamás; hace muy pocos años he descubierto que está bien dicho, pero ya no me sale.
Lo cierto es que fui muy fotografiado, entre melfas, aplaudiendo (lo he buscado pero no lo ha encontrado), lo que podría valerme caer del listado de invitados del Consulado de Marruecos.
Habló la presidenta de la insobornable "asociación de amigos", de formas muy esbeltas, mujer tipo novia ideal lista. Ese tipo de mujeres a las que les gustan los jugadores de baloncesto porque les encuentran sanos, nobles, atentos  y trabajadores, domésticamente, de compañía. Ella estuvo racional, y los profesores del trabajo –son muchos los del libro-  de Canarias estuvieron muy bien, como el libro. Una no tenía ni 30 años  (currículo como mi hijo pero en peores sitios. Aunque afincada en la universidad) el otro tenía un currículo como mi blog y un montón de cruces y medallas universitarias. Dijo la novia que había sido citado en un trabajo de un francés, yo en uno de un  anglo.
Estuvo realmente bien. Pensaba felicitarles por el libro, decirles que lo había leído,  compararlo con los dos anteriores publicados en España (más de lo mismo) De Pablo-Ignacio Dalmases   y el de José Luis Rodriguuez (este es profesor), que suponía una ruptura epistemológica, un  nuevo horizonte de comprensión, dinámico por fin, de la nuevas ideas y valiosos conceptos que se aportan, que era una suerte que se hablara de 40 años después como reza el título y no del metarrelato, que ya estaba bien de tratadistas militares (y paramilitares, basta leer algún título), periodistas, novelistas... Yo siempre he sido fanático de la no asistencia a la universidad, pero sí soy partidario de leer trabajos académicos, de investigación, del conocimiento.
Eché en falta a la recua o patulea de los activistas, esos ignaros radicales que son capaces de votar en Facebook a dos artículos de mi periódico de un columnista que sancionaba que España era la  potencia administradora. Aquí tenía acabado este post.
Y me puse a terminar este libro del Sáhara y resulta que el último trabajo del libro, sobre Canarias/ Sáhara, es del profesor de ayer.
ASOMBRO DESCOMUNAL
Hace unos días casualmente escribía lo refractarias que eran las universidades canarias  a mis libros del Sáhara.
El profesor  de ayer escribe esto, leído hace 10 minutos
En ciertos casos llama la atención el tono militante (adjudicado en exclusiva  a las ACAPS –pro-saharauis)  con una relectura de la historia del Sáhara Occidental y de su ocupación neolocolonial en claves promarroquíes”. Solo puedo ser yo, evidentemente
Ayer que quise felicitarles pero se cerró el acto y empezaron a firmar libros (pocos) y me fui, pensaba referirme al metarrelato, por lo que hubiera sido identificado de inmediato
“Jose -como te llamaron- ¿te parece mal que haya relecturas de algo? Y  me podías haber citado en el libro. Yo lo pienso hacer en mi siguiente”.
Un periódico argelino me considera del lobby promarroquí, que este profesor  ecuánime y objetivo (lo que  es verdad) sin embargo niega. Pensaba terminar diciendo que con los enfoques y actitud de este libro, seguro que se  contribuía  a buscar una salida al conflicto. Si la hubiere. 


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