domingo, abril 24, 2016

Ya sale "Las ruinas del sindicalismo. Acoso sindical a un abogado laboralista"

La industria musical casi ha dejado se serlo, al menos como lo fue. Como siempre los grandes avances tecnológicos han trastocado todos los parámetros. Toda la música se puede oír gratis: youtube, spotify… Luego el negocio es casi ruinoso. Muchos grupos han de producirse sus discos. Otros triunfan en Internet con sus propias maquetas. Nada es ya como fue.
Lo bueno es que cualquiera puede colarse en el mercado. Se han socializado completamente los canales tradicionales de acceso a él, han dejado de ser imprescindibles. Podíamos hablar de la extraordinaria crisis de la prensa, no ya de papel sino también la digital al haberse multiplicado concurrencia y soportes, básicamente iphone tiene todo. Incluso la publicidad se ha buscado los más insospechados huecos y plataformas. En este blog a veces se desliza, y pueden habilitarse para publicidad y "cobrar".
La industria editorial está también más que tocada, y cayendo, las librerías no paran de cerrar, la última la Universal de la cota 600. El librero está en las últimas, suplantados por cadenas y grandes superficies y la caída de lectura es progresiva. Se lee más, pero en el móvil o en la tablet. Contaba la escritora y editora Esther Tusquet, que podías ser editor solo si habías comprado los derechos del El nombre de la Rosa de Humberto Eco, y te salvaba la cuenta de resultados. A comienzos del S XX unas ventas de unos cientos de libros era un fracaso absoluto, es que además de publicarse muchos de ellos por capítulos en periódicos (folletines), no había nada más que leer ni otros entretenimientos. Comparado con hoy es como comparar el mesolítico con el Renacimiento. Se mantiene sin embargo los grandes éxitos editoriales, generalmente con novela histórica. Muy pocos arrasan, pero sigue habiendo pelotazos. Aquí también el acceso al mercado puede darse con más facilidad, prueba de ellos es que nunca se ha editado tanto como ahora. Hay gente que se da a conocer en Internet, puede publicarse en PDF, autoeditarse o encargarlo directamente, o asumir también el coste de la aventura, lo que da mucha libertad una vez dentro. Te evitas las cortapisas, caprichos, tonterías, insignificancia de quienes juegan a editores poderosos, siendo verdaderos indocumentados. Tanto desde el punto de vista cultural, artístico como comercial. Algo sublime.
Lo que no sabía yo que incluso en grandes editoriales, si el producto gusta pero no ven claras las ventas, te exigen el esfuerzo. Como los bancos cobran comisiones por todo. El mundo económico es uno. Lo que es absolutamente lógico, necesario y justo, y dignifica al autor. Más control.
He recibido las liquidaciones del último año, teniendo en cuenta que me corresponde el 10% han sido bastante ridículas, pero que de "Abogados laboralistas y pos-sindicalismo" después de 10 años se hayan vendido 2, me parece milagroso. De "Contra el discurso hegemónico" es el único de cero unidades, hubiera supuesto un sofoco si todavía alguien hubiera incurrido en tal desvarío. Todos corresponden a la península. Más de "Por el sindicalismo, abogado" que "Ensayo en al literatura canaria". El Sáhara sigue vivo. Que me busquen civiles y no solo instituciones me parece una bendición, que pueda interesar a alguien. No pretendo gustar, me atrae mucho más disgustar. Prefiero los secuaces a las masas. Ha habido blogs que me tenían en sus links, la mayoría me quitaron. Les he dado motivos, además diferentes. Puedo escribir en contra de más de una cosa a la vez, se sepa. Loas, ditirambos, hagiografías, falsas críticas, superficialidad, rigor imberbe, dogmática y vulgata en celofán y lazos para otros.
Por cierto, la famosa imprenta de Sevilla ya ha cerrado, hablando del sector, y al final la editorial ha tenido que buscar otra imprenta.
Pues ya sale a la calle "Las Ruinas del sindicalismo. Acoso sindical a un abogado laboralista". Y ya tiene compradores. Como no escribo este tipo de libros por vocación (y ya van tres; voy a ser un clásico), sino en legítima defensa, promocionaremos el libro como conviene a este ciudadano experto y libre, que soy.





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