miércoles, noviembre 11, 2015

Entre organismos y libros


Es muy sencillo. Las vidas con diferencia más interesantes que conozco son las de mis hijos. El resto básicamente se dedica a sobrellevar como puede el tedio vital o aburrimiento mortal, porque ni siquiera es angustia, que te puede dar por el suicidio o por cualquier extravagancia positiva. O sea, algo, lo que sea. Mi hijo aparte de su vida resulta que también es mi hijo. El único defecto es la humildad, muy de vez en cuando es capaz de donar porciones como de queso de necedad, que es cuando nos encrespamos un poco. Nos llevamos muy bien desde que nos conocemos. Soy incapaz de integrar la relación con mi padre con la de mi hijo, aunque en los últimos años era también estilo hijo. Aunque yo entonces me los pasaba mil veces mejor que él (padre, que lio), incluso le llevaba la Círculo de BBAA.

Mi hijo me ha mandado desde Bogotá una foto de una conferencia o acto del Presidente (mi Presidente ahora) Santos, que le saludó. Ocupó la segunda fila del acto, y me pide que no cuente algo en el blog. Da por seguro que lo iba a contar. Como no es un timorato ni un tío inseguro no le desagrada que hablé de él –no voy a estar todo el día hablando del líder, Kaménev, hermano... Al parecer altas esferas del Organismo están contentas con su actividad en Bogotá y para Colombia. Era lógico porque le reclaman mucho de allí. El libro que exhibía en la foto de la megalibreria de México DF es de Octavio Paz, cuando era embajador en India. Intentamos leer el título como detectives, pero no fue posible. En cambio he descubierto un caso, digno de encomio, esta misma semana a partir de dos trazos, que me bastaron para configurarlo y cerrarlo. La ingenua Rexie dice que su intervención, un mero dato menor, fue importante.

Hablando de Octavio Paz o del libro, o de las dos cosas, mi libro va de maravilla, las distintas etapas, estados de ánimo, están resultando decisivos.
Mi vida podría ser resumida como una sucesión de dislocaciones a todos los niveles. Nunca nada lineal o circular, ordenado, claro, limpio, sino siempre líneas quebradas, interrumpidas, oblicuas o tangenciales, desorden y caos. Un buen aprovechamiento de este capital, me ha permitido ser bueno en puntos de vista no frecuentados por casi nadie, y esto es así. El cúmulo de descentramientos supone elevación de nivel, como un efecto similar al choque de placas tectónicas, y cota, la cota da visión y la visión ángulo. Es mi caso. Una pequeña promoción anticipada. No se puede analizar estudiar, conocer ni el sindicalismo ni el laboralismo sin mis libros, sobre todo sin el último (los anteriores son meros prefacios). Creo que aquí y en Latinoamérica. No es todo mérito mío, sino que, para variar, no había nadie, lo único que hay es algún historiadorcillo o doctorando rebuscando en los archivos sindicales. Eso es basura. Por cierto, y quien me lo iba a decir, mi aprovechamiento de la profesión creo que ha sido máximo. Y eso que estaba interesado en otras historias bien distintas. Volveremos.




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