sábado, septiembre 12, 2015

Gracias Hellen, fui seguro

Prueba de que es hoy

Ayer, aparte de la desagradable intervención de Kaménev, sobre lo que volveré mañana, tuve la recompensa de Hellen, que me dispensó una atención y cariño que no recuerdo que mi madre me lo brindara ni en mi tierna infancia ,y que superó a Rosita. Como siempre me dio las vueltas de mi billete, a pesar de que era el que más había bebido, lo que es habitual, y me deparó la sorpresa de cambiarme o darme 8 o 10 monedas para el taxi. Me blindó ante cualquier incertidumbre, temor o inseguridad que me pudiera sobrevenir. Disipó cualquier contingencia, estaba protegido.
Al intolerable Kaménev le llevamos al ferrocarril como dice mi hermano. Se había tomado 7 vinos u 8 y era y es como si se hubiera bebido una botella de tequila. Le di dos besos de corazón a Hellen, dos a Logan de afecto, y los besos de Judas al iluso profesor Dogma, que nunca se entera de nada, ni siquiera los besos entre los miembros del Soviet Supremo de la URSS. Me cogí un taxi. El taxista, como el de hoy, experto en rodajes de películas en Tenerife.
Se lo conté ayer a Octav, mi hermana tenía el pié mal cuando murió nuestra madre e íbamos a ir a Bilbao desde Getxo. Vamos en metro, dije. No, en coche. Si no puedes conducir. Conduces tú. ¿Y beber? Qué pasa ¿qué ahora tienes miedo a beber y conducir? No, por Dios. Dice Octav, tu hermana eres tú.
Me despedí del taxista y le dije ha sido un placer viajar con usted, cuánto sabe de cine. Y le di euros de Hellen.
Esta mañana he bajado de mi barrio caminando, para alargar, porque quería pasar por Agapea, he evitado Chamberí, Somosierra y García Escámez y he seguido Simón Bolívar y los Gladiolos a la derecha, he ido hasta el estadio y de allí a Agapea. Otra frustración, no hay libros buenos en la librería, no hay libreros. Ahora que mi relación con el derecho está variando, he estado a punto de comprarme a Hans Kelsen. Me ha parecido interesante, ya solo me falta que ahora descubra el derecho. Carl Schmitt ha sido uno de los hallazgos felices de mi vida.
He quedado al mediodía con mi Hermano en Los Reunidos y hemos hablado mal de Kaménev. Voy a coger el coche y había vuelto a dejar las luces encendidas como todos los meses. Salí del parking de día y aparqué casi al lado y olvidé otra vez más las luces. Otro taxi con la provisión de Hellen, más propina por la lección de verdad sobre cinematografía, no como el falso profesor y sabio Kaménez . El taxista sostenía que era mucho más barato (350.000 euros al día dejan en Tenerife) hacer la peli directamente en Grecia y yo le oponía que igual allí la municipalidad no le cerraba las calles, los extras no aparecían y otros factores geosociales-culturales: soy el suegro de Shilpa Nadhan.  







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