sábado, septiembre 26, 2015

El cumple de Rosita




Estábamos hablando en Los Reunidos el lunes, y Fer volvió a comentar que no tendría el menor problema en pasar un año en la cárcel siempre y cuando no implicase condena económica. Se lo decía a una de Tetuán (Maroc) incorporada. Añadía, si he hecho la mili, eso es otra mili más. Eso no es nada. Me mira a mí y me dice, y tú estarías todavía más a gusto que yo, con tu "blog desde la cárcel", escribiendo algún libro. A ti te convendría incluso.

Como estoy de acuerdo con la tesis, callé. Siempre hemos tratado la cárcel sin motivo, sin pensar en una causa para provocar ese efecto. Hablamos sobre las posibilidades que ofrece el cumplimiento de condena, sin detenernos para nada en el tipo de delito que lo posibiltara, como si careciese de todo interés, cuando es lo que nos falta. Asi debe ser porque solo contemplamos la fase "cárcel", la interesante, la prueba de supervivencia. He escrito bastante sobre este tema que saca siempre Fer como para darle más vueltas.

Hemos celebrado el cumple de Rosita, ha dicho que está tan plena como nunca (edad redonda), como un "abanico abierto", aunque no sabe si se cerrará, pero ahora está como en la ópera (tampoco he ido nunca a la ópera, siempre cuento todos los sitios o actos de los que me he librado) o un sitio de esos. Hemos picado y comido en el mercado en la zona periférica, íbamos a ir después a la pescadería, feudo de la burguesía criolla y ganadera, a tomar champú (Kamenev hubiera seguido con el vino como si con él no fuera el mundo, y eso que vive medio año en Cracovia, resucitando el viejo politburó) y ostras, pero como nos hemos sentado, al final hemos pasado al gin tonic. Había tías buenas, a las que contemplábamos Fer y yo, mirábamos tanto que alguna devolvía el interés para comprobar el grado de obnubilación.

Al salir del coche en el mercado, me dice XY, "qué bien vestido vas". "Es el cumple de Rosita ¿no?" Últimamente me gusta ir todo lo desastrado que puedo, como la mayor parte de mi vida. "Dale tú el regalo -una chaqueta muy Sargents Peppers- que le hará más ilusión". Llegamos al bar de la cita, de los de la periferia del mercado: el pijo, y me dice Fer, no Rosita o Sabela, "qué bien vestido vas". Iba muy PH y zapatos de la boda. "No os gusta el pijjerío pues aquí tenéis mi alicuota parte". Me he despertado a las 19:30 y muy bien, ahora estoy tomando cerveza negra




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