domingo, abril 26, 2015

Boda en Pamplona

Museo Oteiza
Estamos en los altos de Ifara, a unos 180 metros sobre el nivel del mar. El mar es lo que, a medida que se hace de noche, queda en una oscuridad trémula tras el mar de luces centelleantes que es la ciudad.

Celebramos el cumpleaños de Fer, primero en la amplia terraza que pende sobre el mar de luces, más tarde en el interior. Con ellos allí, es como si fuéramos eternamente jóvenes.  ¡Cuántas fiestas! Siempre han representado lo contrario a la convencionalidad, la norma y la rutina. Pues  allí me siento algo especial, como si fuera un tipo muy raro de vasco, con un RH muy poco común, tipo  entre irgikistaní y zulú.
Museo Universidad de Navarra
La cena es sumamente glamurosa: caviar Beluga, un paté traído del cielo, unas patas crustáceas  (como chatka) fantásticas y sushi, regado por caldos de alta graduación (calidad) y luego trufas y chocolate con botellas de champú. Se hace recuentos de escenas muy transgresoras, hay liberales empíricos y liberales (desprejuiciados) no empíricos. 3-2 (nosotros). Se entra en detalles y sobrepasamos las cuatro de la madrugada. Fer entretanto ha sacado su cofre de drogas y se ha liado unos canutos. Otra vez 3-2, beber. Esto de ser vascos… Hablamos también de mi última cita en Baltimore, en el puerto, la reyerta y el botellazo o navajazo.
La semana que viene, puente, y  tenemos boda en Pamplona y según anuncia  MH mucho trabajo de papeles en Bilbao. Ella ya se ha movido, ahora debo concurrir yo también. Siempre  me he mantenido al margen de todo y no conozco un solo papel ni de vista. Ahora que mi empresa me tiene acostumbrado a la inacción total, me fastidia ir a Bilbao a cosa distinta que no sea la holganza, bebida, comida y museística. Lectura y escritura. ¡Además,  con todo lo que me gusta eso a mí! Para mí lo del derecho y la gestión fue enteramente  natural y vocacional. Me salía de las entrañas. Menos  mal que viene XY. Mi tendencia espontánea  es a salir de la cápsula espacial a flotar sobre el espacio, ingrávido(s) y gentil(es)l como cantaba el ilustre progresista (y profesor, como todos ellos) Serrat.
Estos meses a partir de la muerte de mi madre, evocamos tiempos, acontecimientos, alguna sombra familiar que yo no  suelo recordar o no sé cosas, así que MH me dice: “Vamos a ver, ¿pero tú estabas o no estabas allí?”.
-Estar, claro que estaba -respondo-,  pero por lo que se ve no muy atento.
Hay una diferencia de conocimientos abismal entre los dos. No es algo que me pese, más bien todo lo contrario. A pesar de ser el mayor, parezco el último de 8 hermanos o más.
Pamplona
Hay una cita pendiente en Pamplona y alrededores: Alzuza. El museo fundación de Jorge Oteiza, el extraordinario escultor, ensayista, poeta luminoso y bastante demente. El edificio es del  gran arquitecto Sainz de Oiza.
Parte de mi generación –como siempre la parte inquieta- fue muy influenciada por él. Yo mucho. De mi libro Vasca cultura de altura: retorno estético a Oteiza & Ibarrola (el que más me gusta)  hay dos referencias en el Museo (lógicamente). Y de la  egregia institución cultural Príncipe de Viana, de su director, tengo la carta más ensalzadora y penetrante  que he recibido nunca, sobre ese libro precisamente.
También veremos el Museo de la Universidad de Navarra, que es de otro gran arquitecto navarro, Rafael Moneo, este es Pritzker (el nobel de arquitectura); en Navarra la familia Huarte fueron los más grandes mecenas del arte contemporáneo de España. Vamos al hotel de los toreros.
Para proseguir con mi comportamiento en Cádiz y en Las Arenas cenando tras el funeral de mi madre y vinos por Mundaka,  con mis tres familiares  de primer grado en un bar, que estuve muy rebosante, igual ensayo en la vieja Iruña lo de mis 10 apellidos vascos,  aunque allí sí que hay riesgo. Mi abuela paterna era de San Sebastián y  se apellidaba Artazu, como un pueblo navarro, algo que los camareros iruñeses sin duda desconocen, lo de mi tercer apellido. Igual digo que soy navarro de pura cepa. Me daré en llamar "Artazu" como si fuera un ex-pelotari. Y que fui uno más que pasó del carlismo (mi abuelo era carlista) foralista y españolista en una sola generación a Herri Batasuna, que es lo que ocurrió con gran parte. Lo contaría al revés. Más emocionante.


2 comentarios:

NAL dijo...

Hotel 3 Reyes en Pamplona, allí también he dormido yo.....

Anónimo dijo...

¿usted también?

mejor nos hubiera ido si no hubiéramos abandonado el carlismo

salu2
EDH