sábado, mayo 17, 2014

Costalero en Costa del Sol


Llevo 13 años viniendo a la costa del Sol. El jueves cenamos  en Cabopino (Marbella) en una pizzeria muy buena con Al, Serena, la inglesa Ann y la rusa no me acuerdo. Vive en Belgium, se iba al día siguiente y le dio por besar de despedida como si se fuera más de una vez.
Nunca había hecho nada igual, traerme un libro mío. He redescubierto Abogados laboralistas y pos- sindicalismo. Como título y tema no eran santos de mi ebriedad, ni pensaba que pudieran dar mucho de sí, siempre lo tuve lejos, aunque es un libro que ha circulado bastante, abre internet con el nombre, y forma parte de la selecta bibliografía de la Enciclopedia de Economía, Finanzas y Negocios.
La prevención a releerte, que es a decepcionarte no me impidió hace tiempo una apertura al azar y una buena sensación. Ahora he descubierto que hace 8 años sabía más de lo que sé ahora, y que está  bien escrito, con un tratamiento muy poliédrico y bastante sistemático. Entonces era bastante enterado, a juzgar por el libro. Les regalaré un ejemplar a los de la tertulia Mákaros. Es un libro para ellos. Hay niveles de lectura o techos: el más común o inferior, prosa entretenida. Tiene relación  lo que uno puede hablar con lo que ha leído. Los abogados no leen esas cosas, y a quienes lo leerían no les interesa el tema. El caso es que de historiador  o clásico del tema quedo yo, lo que no me hace odiarme por ello.
Ya en la Costa del Sol prosiguen los preparativos, el caballo (por aquí hay muchos reales)  de batalla es el miércoles. Ayer fui a Malacitania que estaba esplendorosa. Fui de librerías, llegué a la Malagueta y vi la zona portuaria ganada al ocio y la cultura. ¿Cañas? Una a la una, y regreso en ferrocarril. Hablan andaluz, que es aquel que propende lejos de la preceptiva  (de la Navaja) de Ockham a decir las cosas en forma compleja, sobrante, perifrástica. Uno en el Mercado modernista de Malacitania anunciaba su pescado, que estaba muerto, como exagerado.  Como si tras el lenguaje no hubiera mucho más, siendo lo más improbable, la propia realidad. Claro, entre esto y lo otro el socialismo andalusí lleva 30 años tocando  palmas de contento, de fiesta, de gran cortijo. Se compara con California-posibilidad. Pero haber quien es el guapo que concibe la Junta y secuaces en California. Acabarían con el capitalismo, creo que son los únicos que hoy podrían hacerlo. La manera nos la imaginamos, no haría un salto cualitativo sino mero perseverar en tener a toda la ciudadanía asistido como telos. Y hablar mal (las pobres víctimas, la sicología social más potente in Spain) de Merkel, la pagana.
El centro comercial –no voy a poner el nombre, es una firma vascongada, nuestra  Merca---- de allá  parece el mercado central de Burkina Faso en comparativa (como dicen ahora los que tienen alma de poetas)  es el que más me gusta.
Nadé después de años 70 minutos muy bien. Ayer cenamos en casa de Serena y Al, la primera en llegar Mirna, la madre de Serena,  Clárida (que le encantaba el nombre que le puse, se llama de forma vulgar Clara), y la invitamos de estrangis al sanguit.
-Por tu perfil, creo que vas a acabar también en la “boda en sí”- le apostrofé. Referirnos a la “boda en si” supone introducir en los acontecimientos un poco de  hegelianismo, que nunca está de más. La pizzería del jueves era de lujo, pues bien Serena cocina mucho mejor.
-Serena tu siempre inventándote nuevos precipitados alquímicos- le digo.
- Pues es verdad, pero porque se me olvidan las recetas.

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