lunes, marzo 31, 2014

El Rector y la Asociación

Un libro muy denso, pero muy interesante para el conocimiento del humanismo y su  evolución
 
Algunas costumbres y prácticas por muy secundadas que  estén, no mitigan ni menos disuelven mi incomprensión radical. La gente inmersa en ellas, que son las grandes mayorías, es incapaz de entender que se puedan rechazar. A las mayorías les cuesta mucho ponerse en el lugar de las minorías, como a los embebidos de reglas en las excepciones.
En cambio para mí resultan muy llamativas las liturgias administrativas, esa inexorable rueda de despedidas, celebraciones de  cambios de destino en un sistema que los produce a ritmo constante.
Al lado están los profesionales relacionados con la Administración que participan con igual entusiasmo.
 Roberto me dijo “escribirás sobre el Rector” y la atosigante  Conchi,  con  sus conversaciones minimalistas, me espeta: “irás a la despedida del rector”. “No, no pienso ir”. “Pero si le llamas el Rector”. “Da igual”. Encima reclutamiento.
Luego Kamenev dice con  toda su ingenuidad: a mí me cae muy bien y TENGO que ir. Se saca un deber moral de la mochila,  a cuyo máximo apego está  incondicionalmente adscrito. De todos sus actos hace su radiografía moral. Como mi difunta tía Pilar, monja de clausura y todos los santos. No sé qué relación de necesariedad  ha de  haber en que te caiga  bien una persona y tengas que ir a una auténtica algarada litúrgica. Y se fue corriendo.
A mi el Rector también me cae muy bien y siempre le he apreciado mucho, pero de ahí a asistir a las expansiones festivas inmanentes y paralelas  a los  actos administrativos, hay  mucha distancia.
Esta administrativización de la vida  alcanza, como no puede ser de otra forma,  a los mismos procedimientos de diversión que se acogen a la prescriptiva  tradicional de “fiesta camaraderil o de convivencia”. Como los jesuitas de Burgos. Por último, en la prescriptiva preceptiva aparecen inevitablemente la cursilería intolerable de los discursos, la fase regalitos y placa, la toma de la palabra Thanks I love you, y el hacerse los graciosos en el homenaje, las risas académicas,  las guitarras y los cuentachistes. El manual de cómo hay que divertirse, con  su procedimiento. Lo que he perseguido con ansia a lo largo de mi vida. De esas liturgias no me gusta ni el concepto, ni el método, ocasión, pormenores,  participantes,  alborozo,  comentarios posteriores,  coros y danzas, previsibilidad, repetición, ni  siquiera el margen-anécdota. 
A la tarde del viernes teníamos una reunión  de nuestra asociación  de amistad con Israel,  de la que pronto supongo daremos noticias. Todo muy bien, es un poco más mi ambiente.
Desde adolescente siempre he simpatizado con ellos, porque  simplemente me han hecho gracia:  saboteadores, boicoteadores, ovejas negras, inadaptados, improvisadores, aguafiestas, provocadores, los que denuestan por  las esquinas, ironizan, se burlan y van por libre o por interés como mi hermano cuando acude a esos actos…  No lo he podido remediar, uno no puede elegir a  quienes le hacen gracia. Se trata básicamente de una cuestión de humor.

Abajo: algo de lo que hablamos tras finalizar al reunión de la Asociación. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien descrito: "las liturgias administrativas, esa inexorable rueda de despedidas, celebraciones de cambios de destino en un sistema que los produce a ritmo constante.
Al lado están los profesionales relacionados con la Administración que participan con igual entusiasmo.
"

Cierto, cierto, tb cierto que la vida está plena de liturgias a las que acudimos las abejitas para encontrarnos y ser más felices compartiendo nuestros zumbidos.

Y quien se vaya quedando fuera de todas las liturgias no tendrá esos grados de más que hay dentro de la colmena. Y fuera de ella hay escasez de miel y sólo hay lluvia frío y lagartos que te comen en un pispás.

Así que vaya usted a las despedidas de todo quisque; le caiga bien o no es lo de menos. Lo importante son las croquetas los güisquis, ver al personal y en su caso desbarrar con su verbo incorrecto. Eso sí, moderadamente que no hay que quitar protagonismo al niño de primera comunión.

Salu2, EDH.

José María Lizundia Zamalloa dijo...

Eso de la plenitud no cuela, el ejemplo meloso de las abejas, hombre,le ha salido inconsciente.
En las liturgias hay vacíos y rutinas compartidas, un reconocimiento de la desolación de fondo.
Fuera de los ritos gregarios, por fuerza hay movidilla y humor. No hay manera de quedarse solo, siempre hay gente de tu calaña

Anónimo dijo...

Aves de idéntica pluma vuelan juntas......Saludos en el día de hoy y un beso fuerte.



R.W.