martes, marzo 04, 2014

Ceuta y Melilla, la valla,la serie

 
Para mí  la representación del infierno en edad militar eran esas dos ciudades, las odiaba, además yo fui una rara avis: ¡antifranquista en tiempos de Franco! Si libras alguna mínima batalla y conoces Jefaturas y algún cuartelillo no tienes nada pendiente. El camino inverso a los hijos banales de Zapatero. Ceuta y Melilla eran dos esponjas de franquismo, lo goteaban; también  dos fortalezas asirias, y yo un ser frágil y amenazado.
Mi vida dio unas cuentas vueltas, afortunadamente. Al punto que una de mis experiencias viajeras más gozosas e intensas de mi vida fueron mis 22 horas vividas en Ceuta hace 9 años, sin nada que hacer sino ver. ¿Cómo pasa el tiempo! En los años sucesivos pasé por ella de vuelta de Tánger y traté con prisas de enseñarla. El tiempo transcurrido no me permite añadir  nuevas consideraciones a las que ya he escrito.
Ahora doblemente en  candelero por la serie televisiva “Príncipe” y los asaltos a la valla. La última vez que pasé la frontera fue saliendo al anochecer para Tetuán y era espectacular el contrabando, cómo tiraban  bolsas y sacos por encima de la Valla, mientras  esperábamos en la aduana. No dábamos crédito, una verdadera frontera, a falta de conocer Tijuana.
No puedo decir nada nuevo. Si tendría que identificarme con una ciudad, porque tuviera cualidades, preferencias, sentimientos que ves trasunto tuyo, sin duda sería Ceuta. Me gustaría que fuese Nueva York por mi frivolidad, ideal cosmopolita, anti europeísmo, pero en el fondo no soy más que un vasco barojiano (fue mi ideal identificatorio durante  mi adolescencia, y algo sí he logrado serlo), quien por cierto conoció Ceuta, viaje que narró.
Soy de enclaves, de choques, de realidades inmediatas no adulteradas, de periferias, necesito la otredad para sentirme yo  plenamente, el sentimiento íntimo  de yoidad despojado de las interferencias de lo accesorio, y eso me pasa en Marruecos e Israel. No en Francia, evidentemente. Y Ceuta, donde aquella primera vez apuré cada hora y minuto.
Ayer fuimos al Parra, Rafa el camarero me quita lo que yo le digo cada vez que voy “¿Todo bien? Entonces le hago la siguiente pregunta “¿Cuánto tiempo hace que no vengo?” Ayer me contestó “¿Dos meses?”
Ayer aparte de beber cerveza de una manera desaforada y apremiante, hablamos mucho de Ucrania, Rusia y Crimea, y de la Valla, y ya hablando como todos los lunes de la vejez en un catamarán por los lagos y ríos de  EE.UU. (post-hippys fluviales, los Vagabundos del Potomac o de nuestra bahía de Cheasepeak), indiqué lo que he escrito varias veces, aunque con una matización que sí es nueva.
Al deseo otras veces expresado de  que es Ceuta a donde me gustaría ir a morir, añadí que atendido por enfermeras y médicas musulmanas y con mis dos libros del Sáhara en la mesilla, Ami-GO. Si extremaunción, el Páter de Regulares. Como un Gudari barojiano… traidor.

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