lunes, noviembre 25, 2013

La elite cosmopolita

Este fin de semana tuvimos en casa a un joven que cumplía ampliamente con esa  adscripción. De moverme siempre, como todo el mundo, por el mismo medio y con la misma gente, contactar con personas que son  verdaderos ciudadanos del mundo es una novedad en principio muy satisfactoria, y lo es mucho más cuando la empatía y comunicación han resultado sumamente placenteras, desacostumbradas y divertidas. Ha sido como un viaje al extranjero realizado  con amigos.
Treintañero, de padre irlandés y madre francesa, políglota, jurista por la  universidad de Oxford, y como no le apetecía acabar  para el resto de su vida en la City londinense de abogado,  se hizo periodista. Con veintipocos años era el responsable de una de las agencias de noticias más importantes del mundo  en  París. Lógicamente volaba en el avión del presidente  Sarkozy. Después decidió hacer el master de relaciones internacionales en Georgetown  de Washington.
Ahora tiene un empleo donde no permanecerá mucho tiempo: es editor del New York Times  para Europa y edición digital mundial en Londres. Ha estado en Libia, Damasco, Tanzania en los últimos tiempos…
Le conocí en Washington,  ahora le veo con anorak y mochila, ha subido al Teide, llegó el lunes  y vino el fin de semana a casa. "Habla poco español y podrás practicar inglés", me dicen antes. Habla mucho mejor el español, pero resulta que hablamos en alemán y español. Me traumatizó una alemana despectiva en Berlín y decidí no hablar nunca más alemán. Lo que sé, que es coloquial, lo hablo correctamente, sin pensar y sin faltas.
El viernes tuve Termini y bebí bastante, luego ya  con nuestro cosmopolita   Los Reunidos, con Fer, Jesús y A., hermano, XY donde seguí alegremente bebiendo,  y finalmente sumados  Yael y  el dudoso  muslim al Parra, donde proseguimos la cata. El sábado que fuimos a comer con nuestro amigo, anduve fatal todo el día. Sin embargo  de noche él volvió al Parra con una amiga finlandesa que había conocido. Es un treintañero  premediado.
Lo cosmopolita se enfrenta a lo local –en la literatura canaria hubo  un debate muy interesante sobre ello,  por cierto- , y yo detesto lo local y localista, ese condensación pegajosa de fritanga. En los círculos de amigos en los que me desenvuelvo hay locales y foráneos. Locales de inclinación cosmopolita, por supuesto. 
 

1 comentario:

Pomal i Gros dijo...

Etimológicamente, su huésped de este finde pudiera ser un extraterrestre; de cosmos y polis.
Etilicamente, le sorprenderían las birras del Parra, si no no hubiese vuelto, creo.